L D (Europa Press) "Como es posible que frente a tanto descalabro moral las personas voten en consolidar una situación presidencial cuyos pecados son expuestos sin ningún remordimiento, y hasta con júbilo, por aquellos que se consideran victoriosos de antemano", plantea Cardoso. Según el ex mandatario, "es el propio presidente quien dice que, al final, todo en el mundo de la política es sucio y, por tanto, de poco valen las comparaciones entre buenos y malos".
El artículo de cardoso publicado este domingo en el diario "O Estado" de Sao Paulo está a tono con la fuerte campaña de Cardoso, quien gobernó entre 1995 y 2003, contra la posible reelección de Lula en los comicios del 1 de octubre próximo, que todas las encuestas de opinión dan hasta ahora como segura.
Cardoso recuerda que, en medio de los escándalos de corrupción que el año pasado pusieron contra la pared al gobierno de Lula, el presidente justificó como "normal" la existencia de cuentas ocultas y paralelas en la financiación de una campaña electoral. Enumera en su artículo casos de presuntos sobornos en el Congreso o fraudes en la compra de ambulancias para el Estado, entre otros, y afirma que "todo eso" ocurrió "ante la vista cínica del Gran Padrino que, por encima del bien y el mal, no preside Brasil, sino una república de malandrines".
Cardoso se ha metido de lleno en la campaña para las elecciones del 1 de octubre en las últimas semanas, apoyando a Geraldo Alckmin, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que de acuerdo a las encuestas no termina de calar entre los electores. Todos los sondeos le atribuyen a Lula cerca del 50 por ciento de las intenciones de voto, mientras que Alckmin permanece estancado entre el 20 y el 25 por ciento.
El sábado, en un encuentro con alcaldes en Río de Janeiro, Lula advirtió a sus seguidores de que las últimas tres semanas de la campaña electoral "serán duras" y la oposición intentará "golpear con fuerza". No obstante, reforzó su lema de "paz y amor" y pidió que "los dejen golpear con ganas", porque "nada cambiará el rumbo" que prevé para las elecciones ni su decisión de evitar los "golpes bajos" en la campaña.