L D (Agencias) Según una fuente de los servicios de inteligencia paquistaníes citada por la agencia EFE, al menos 286 cadáveres han sido retirados del recinto de la Mezquita Roja de Islamabad y trasladados a unos almacenes para su entierro durante la noche. Entre ellos, aseguran, se encontarían 125 estudiantes. Cientos de trabajadores están cavando fosas para sepultar los cadáveres antes del alba, mantuvo la fuente, que pidió el anonimato, y añadió que el Gobierno pretende de este modo ocultar la matanza ocurrida en la mezquita.
Lo cierto es que el número total de víctimas de la ofensiva militar pakistaní dio lugar a versiones encontradas. Mientras fuentes oficiales citadas por la cadena británica BBC situaba en 73 los cuerpos encontrados en el interior del templo. Y tiempo antes las mismas fuentes situaban en media centena los fallecidos, a los que sumaban más diez soldados. En paralelo, los medios de comunicación locales empezaban a hablar de más de 200 muertos, entre ellos, 125 estudiantes retenidos por los islamistas.
Entre las bajas islamistas, se encuentra el clérigo radical y uno de los promotores del movimiento islamista, Abdul Rashid Ghazi, cuyo cuerpo está siendo trasladado a su aldea natal.
Los familiares de Ghazi rechazan su traslado porque aseguran que su última voluntad era ser enterrado en la capital junto a su padre, pero el Ejecutivo del Presidente Musharraf descartó de plano esta opción debido al temor de que los extremistas conviertan la tumba en un lugar de culto.
La batalla se había centrado en uno de los laterales de la Mezquita Roja donde resistían un puñado de islamistas. Después de 36 horas de intenso combate, el Ejército de Pakistán pudo anunciar el fin de los enfrentamientos y la derrota de los extremistas. "La primera fase de la operación se ha terminado. No hay más islamistas dentro", declaró el portavoz militar, Maj Gen Washeed Arshad.
Fuentes militares, también, negaron como se había apuntado en un principio que hayan encontrado a terroristas extranjeros, venidos de Afganistán, por ejemplo. Estimaban, además, que unas 1.300 personas habían abandonado el templo antes de inicar la ofensiva final.
No en vano la derrota de los islamistas no sólo supone una solución a la crisis de La Mezquita Roja sino que frena el intento de imponer la Ley Islámica por parte de los clérigos extremistas y forzar un cambio de régimen. De ahí, el nerviosismo y la preocupación del Presidente Musharraf.
Tormenta política
Con todo, la ofensiva militar a la Mezquita Roja ha desatado una tormenta política en el país. La principal alianza de la oposición de Pakistán, la islamista Muttahida Majilis-e-Amal (MMA), que ha declarado tres días de luto por las víctimas del asalto.
La alianza también ha culpado al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, del fracaso de las negociaciones.
La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HCRP), un organismo independiente, criticó la forma "chapucera" de realizar la operación, denunció el uso "desproporcionado" y "arbitrario" de la fuerza y pidió una investigación de lo ocurrido.
Musharraf, víctima de su ambigüedad
La HCRP recordó que el radicalismo en la Mezquita Roja no se creó de un día para otro, sino que "el almacenamiento de armas y el entrenamiento impartido a los estudiantes continuó durante años, con la ayuda y connivencia de las autoridades".
La Mezquita Roja, una institución costeada por el Estado, ha sido centro de numerosas actividades radicales en los últimos años, pero hasta ahora el Gobierno había evitado hacerle frente. No es la primera vez que los gobiernos seculares de Oriente Medio acaban siendo víctimas de su propia ambigüedad para con el islamismo radical.