El Estado no es el presidente del Estado sino un conjunto de cosas; y entre esas cosas es más representativa del Estado la propia Constitución del país en cuestión que el presidente de éste. Por tanto, si un presidente viola la Constitución ésta más cerca de estar dando un golpe de Estado que si las fuerzas del orden, haciendo valer leyes constitucionales, intervienen contra ese presidente.
En consecuencia es al revés de como muchos lo quieren ver, se ha aplicado la ley contra un sujeto, un ciudadano, que circunstancialmente es presidente -ser presidente de una democracia no es como ser abogado o camarero, no es un oficio ni una profesión sino un cargo pasajero- por el hecho de que éste ha actuado en contra de la ley que constituye el Estado. Que los métodos empleados se puedan ver hoy en día como rudos también es circunstancial; es una caracteristica de la época en que vivimos pero eso no quiere decir que dicha apreciación vaya a durar eternamente; ningún país del mundo ha mantenido indefinidamente una mentalidad ni tampoco un sistema de gobierno, todo cambia tarde más o tarde menos.
Pero eso, que el Estado no es el presidente; quizá era así con Luis XIV, y porque lo decía él, que no sabemos lo que pensarían los demás.