Con un collarín y en silla de ruedas, Sigler llegó al aeropuerto internacional de Miami procedente de La Habana, donde fue recibido por funcionarios y políticos locales junto con integrantes de la diáspora cubana que vestían camisas con el rostro del fallecido prisionero político Orlando Zapata Tamayo.
"Siento una mezcla de alegría y de dolor. Alegría porque estoy en patria libre donde realmente se respetan los derechos humanos, que me ha acogido para tratar (de ayudarme) en el restablecimiento de mi salud. Y dolor porque soy un patriota, dejo a mi país, a mi hermano Guido y todos los hermanos de lucha que se encuentran en la mazmorra del tirano Fidel Castro", dijo el disidente cubano excarcelado y deportado de su país.
Sigler, de 47 años, fue excarcelado en junio pasado con una licencia extrapenal por su precario estado de salud, y su caso fue el primer resultado del diálogo entre el Gobierno de Raúl Castro y la Iglesia católica.
Vestido con una camiseta color beige y un pantalón de deportes, el ex presidente del Movimiento Independiente Opción Alternativa de derechos humanos habló brevemente antes de ser trasladado en una ambulancia al Jackson Memorial Hospital, arropado con una bandera de Cuba.
"Pido que hagan coro conmigo con algo que tenía muchos deseos de hacer cuando llegara acá: Abajo la dictadura, abajo los Castros, abajo los asesinos Castro, abajo a todo aquel que nos tienen sufriendo tantos años", solicitó Sigler que se colocó unos guantes de boxeo con los colores del estandarte cubano.
Su caso es considerado como el más dramático de los 75 disidentes encarcelados durante la ola represiva de la llamada "Primavera Negra" de 2003 cuando fueron juzgados y condenados a penas de hasta 28 años de prisión.
Sigler estuvo siete años en prisión, tiempo durante el cual su estado de salud se deterioró hasta quedar parapléjico por una neuropatía carencial asociada a problemas nutricionales, entre otras patologías.
Las autoridades cubanas condenaron a Sigler junto a otro hermano, Guido, a 20 años de cárcel por presuntamente "estar vinculados con potencias enemigas". Miguel Sigler, hermano de los dos opositores que reside en Miami desde 2005, afirmó a Efe que "Guido continúa tras los barrotes porque se niega a que lo envíen a España". Con respecto a la salud de su hermano Ariel, informó de que se "siente muy débil, tiene la presión arterial baja, sufre de fuertes dolores de cabeza, padece diarrea y vómitos".
El gobierno de España no debe dar al régimen "ninguna prebenda"
Ninoska Pérez, directiva del Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), dijo que se alegraban por la excarcelación, pero que la imagen de Sigler "es comparable con la de los sobrevivientes de los campos nazi". "Ésa es la imagen que tienen que tener en mente los cardenales y los ministros que abogan por el levantamiento de sanciones al régimen de La Habana", declaró la activista.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, expresó alegría por que el ex prisionero podrá recibir atención médica, pero también manifestó tristeza porque "50 años después hay un gobierno que es capaz de enfermar a un preso político y mantenerlo en esas condiciones en una cárcel hasta el punto de disecarle sus piernas".
Con respecto a la mediación de España, comentó que el Gobierno de ese país no debe intentar "darle ninguna prebenda a la dictadura de Castro hasta que no haya una voluntad real de cambio que ni siquiera ha exhibido porque estos presos no debieron ser encarcelados".