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El Gobierno intentó llenar su vuelo de "rescate" a Japón con turistas y extranjeros

En el avión, que constaba de 477 plazas, sólo regresaron 157 personas. Fletarlo costó 700.000 euros y cada persona salió a 4.459 euros.

El Gobierno, ante el bochorno de fletar un vuelo que, además de tardío, volvería medio vacío, extendió el pasaje a pasajeros de otros países. Debido a que fletarlo costó 700.000 euros, cada persona salió a nada menos que 4.459 euros.

Así, en el mismo regresaron 22 belgas, ocho brasileños, cuatro tailandeses, cuatro búlgaros, tres lituanos, y 35 japoneses. Contando sólo a los españoles y sus familias, 119 en total, el coste por repatriado alcanzó los 5.882 euros, informa Crónica de El Mundo. 450 euros por minuto de misión, en definitiva.

El Ejecutivo optó por un Jumbo 477 de Pullmantur Air cuya capacidad doblaba la demanda, tras valorar aviones más pequeños. "Preferimos volar con plazas vacías al riesgo de dejar españoles en tierra...Entonces sí que se habría montado", dicen fuentes de Moncloa.

Algunos utilizaron el avión de la Embajada gratuito para pasar una estancia de tres semanas en España. Es el caso de Miguel, que reside en Japón con su esposa y sus tres hijos, y cuya empresa le dio tres semanas de permiso tras el terremoto. "Me voy a España con el dinero del contribuyente", bromeaba.

"Habría sido más barato si nos hubieran pagado la clase business a todos", criticó otro de los pasajeros. El Gobierno asegura, según Crónica, que antes de fletar su costosísimo vuelo de casi un millón de euros comprobó que no quedaban billetes en las aerolíneas comerciales. Falso: uno de los españoles en Japón confiesa que "billetes había, y más baratos de lo que ha pagado el Gobierno".

La gestión del Gobierno de la ayuda a Japón fue cuando menos dudosa. Toda la colonia española en Japón lo repite, es vox populi. Fletado seis días después del seísmo, cuando arreciaban las críticas por la dejadez extrema del Ejecutivo ante la tragedia del terremoto y la presión por Fukushima, y que se ha presentado como una verdadera contaminación mediática más que nuclear. "Cuando consiga un billete ya estaré contaminada", decía una española en TVE.

Otro caso: el de un estudiante de japonés que ya tenía el billete reservado, pero lo canceló para ahorrarse los 1.300 euros. O los pasajeros que, en vez de volar a España, se quedaron de turismo en Bangkok a modo de escala.

Fernando Sánchez Dragó fue el más duro con la política gubernamental de no cobrar nunca. En un artículo titulado "Españoles miedicas y políticos noqueados" en en elmundo.es, Dragó acusaba a los "fugitivos" que huían de Japón de "ingratitud, de cobardía, y lo que es casi peor, de falta de sentido común... Si yo creyera en la justicia de los tribunales, acudiría a ellos para presentar denuncia por malversación de fondos públicos contra quienes desde Madrid han autorizado el flete de ese avión y exigiría el pago de los costos, a escote, por parte de quienes en él han viajado gratis".

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