L D (Agencias) Hoy se reunirá el Consejo de Seguridad de la ONU y sus miembros siguen tan divididos como antes de la guerra en Irak. Además, por primera vez desde el inicio del conflicto los quince miembros del Consejo tendrán que enfrentarse al dilema de qué hacer con las inspecciones de armas, toda vez que aún no han aparecido las armas de destrucción masiva que tenía el depuesto régimen iraquí. Para ello, se reunirán con Hans Blix, el presidente de la Comisión de Verificación y Control del Desarme de Irak (UNMOVIC). No obstante, el Consejo no tendrá que tomar una decisión al respecto, aunque su reunión sí servirá para conocer la posición de los distintos países.
EEUU se opone al regreso de los inspectores, ya que ha enviado a sus propios equipos. El secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó esta pasada semana que los arsenales iraquíes de armas de destrucción masiva sólo serán descubiertos por las tropas estadounidenses si reciben ayuda de la población iraquí. "Personalmente, no creo que nosotros encontremos nada por nuestra cuenta", dijo Rumsfeld. Según un reportaje publicado en el último número de la revista Time , el Pentágono ha destinado una brigada completa -3.000 hombres- para buscar las armas, y ofrece una recompensa de 200.000 dólares por cualquier prueba que conduzca a su hallazgo.
Además, el diario estadounidense The New York Times publicó este lunes una noticia exclusiva en la que detallaba cómo los militares de EEUU contaban con la importante ayuda de un científico iraquí que trabajó durante una década en uno de los programas de armas de destrucción masiva. El experto, cuya identidad no se reveló para preservar su seguridad, habría facilitado a los soldados de Washington documentos y pruebas irrefutables de que dichos programas de armamento existieron, aunque también habría revelado que las instalaciones y almacenes fueron destruidos por oficiales iraquíes poco antes de que se iniciara la guerra, lo que vendría a explicar el porqué de que EEUU todavía no haya encontrado dicho armamento.
Ante la cuestión del regreso de los inspectores, Rusia se muestra a favor por puro interés. La diplomacia de Moscú quiere utilizar a Hans Blix como moneda de cambio para negociar con EEUU. Moscú quiere que se respeten sus contratos en el programa “Petróleo por alimentos”, del que controla el cuarenta por ciento, así como los convenios suscritos con el depuesto régimen iraquí para la explotación petrolera cuando se levantara el embargo. Pero la administración estadounidense quiere que la ONU suspenda cuanto antes el embargo y el programa “Petróleo por alimentos”. Además, EEUU considera que actualmente no tienen ninguna validez aquellos contratos, firmados no sólo por Rusia, sino también por Francia y China.
En cualquier caso, parece claro que la discusión generará nuevos enfrentamientos en el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente porque los países que se oponían a la guerra de Irak seguramente aludirán al hecho de que todavía no han aparecido las armas de destrucción masiva que provocaron el ataque aliado. Además, Hans Blix puede jugar un papel clave si, como declaró este fin de semana a una revista alemana, insiste en subrayar que los hallazgos de armas no tendrán credibilidad si no los avala un control internacional e independiente. "Nosotros nunca dijimos que Irak tenía armas de destrucción masiva, aunque no lo descartamos. Ahora veremos si Londres y Washington tenían razón. Tengo curiosidad por verlo y sólo puedo desearles buena suerte", dijo Blix.
EEUU se opone al regreso de los inspectores, ya que ha enviado a sus propios equipos. El secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó esta pasada semana que los arsenales iraquíes de armas de destrucción masiva sólo serán descubiertos por las tropas estadounidenses si reciben ayuda de la población iraquí. "Personalmente, no creo que nosotros encontremos nada por nuestra cuenta", dijo Rumsfeld. Según un reportaje publicado en el último número de la revista Time , el Pentágono ha destinado una brigada completa -3.000 hombres- para buscar las armas, y ofrece una recompensa de 200.000 dólares por cualquier prueba que conduzca a su hallazgo.
Además, el diario estadounidense The New York Times publicó este lunes una noticia exclusiva en la que detallaba cómo los militares de EEUU contaban con la importante ayuda de un científico iraquí que trabajó durante una década en uno de los programas de armas de destrucción masiva. El experto, cuya identidad no se reveló para preservar su seguridad, habría facilitado a los soldados de Washington documentos y pruebas irrefutables de que dichos programas de armamento existieron, aunque también habría revelado que las instalaciones y almacenes fueron destruidos por oficiales iraquíes poco antes de que se iniciara la guerra, lo que vendría a explicar el porqué de que EEUU todavía no haya encontrado dicho armamento.
Ante la cuestión del regreso de los inspectores, Rusia se muestra a favor por puro interés. La diplomacia de Moscú quiere utilizar a Hans Blix como moneda de cambio para negociar con EEUU. Moscú quiere que se respeten sus contratos en el programa “Petróleo por alimentos”, del que controla el cuarenta por ciento, así como los convenios suscritos con el depuesto régimen iraquí para la explotación petrolera cuando se levantara el embargo. Pero la administración estadounidense quiere que la ONU suspenda cuanto antes el embargo y el programa “Petróleo por alimentos”. Además, EEUU considera que actualmente no tienen ninguna validez aquellos contratos, firmados no sólo por Rusia, sino también por Francia y China.
En cualquier caso, parece claro que la discusión generará nuevos enfrentamientos en el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente porque los países que se oponían a la guerra de Irak seguramente aludirán al hecho de que todavía no han aparecido las armas de destrucción masiva que provocaron el ataque aliado. Además, Hans Blix puede jugar un papel clave si, como declaró este fin de semana a una revista alemana, insiste en subrayar que los hallazgos de armas no tendrán credibilidad si no los avala un control internacional e independiente. "Nosotros nunca dijimos que Irak tenía armas de destrucción masiva, aunque no lo descartamos. Ahora veremos si Londres y Washington tenían razón. Tengo curiosidad por verlo y sólo puedo desearles buena suerte", dijo Blix.