(Libertad Digital) Como cada primer martes de noviembre de cada cuatro años, los electores estadounidenses acudirán a las urnas para elegir al nuevo presidente. El complejo sistema electoral en EEUU provoca confusiones en los países acostumbrados a elegir a su mandatario por votación directa. Pero, el sistema es sencillo: los ciudadanos depositan su voto por su candidato preferido. Dependiendo de esa cifra, su estado tendrá derecho a mandar determinado número de "delegados", "compromisarios" o "electores" que serán los que "formalmente" elegirán en el Colegio Electoral al nuevo inquilino de la Casa Blanca.
El maratónico proceso comienza con las elecciones internas que cada partido celebra en los cincuenta estados autónomos, el distrito de Columbia y el estado libre asociado de Puerto Rico mediante una votación directa y secreta (primarias) o "caucus" (reuniones de electores que deciden apoyar a un candidato sin que se registre una votación). Después, cada aspirante a la candidatura inscribe en su lista a un determinado número de delegados que le apoyarán en la convención nacional de su partido. Allí se proclama el candidato final a la Casa Blanca.
Los aspirantes a la presidencia estadounidense tendrán que ser mayores de 35 años, ser ciudadanos en pleno derecho, haber vivido allí durante, al menos, los últimos catorce años anteriores al día de la elección. Ellos serán los encargados de nombrar a su compañero de fórmula, es decir, a los candidatos a la vicepresidencia.
Tras cerrar sus fórmulas, los partidos dan comienzo a la campaña en sí. Sus equipos se centran en los estados considerados "claves" determinados por su número de habitantes. La importancia radica en que los más poblados aportarán mayor cantidad de "electores" al Colegio Electoral, órgano que encargado de proclamará definitiva y oficialmente al ganador dos meses después de celebrarse los comicios.
Los números
En total hay 538 "delegados" o "votos electorales" que están divididos entre los cincuenta estados y el distrito de Columbia. Cada entidad tiene derecho a un determinado número de electores de acuerdo a la cantidad de legisladores que tenga en el Congreso de la Unión: uno por cada miembro que tenga en la Cámara de Representantes (determinado por su población) y uno por cada senador (cada estado tiene dos). Por lógica, los estados más poblados tienen más diputados y por ello tendrán más "delegados". También por lógica, todos los estados tienen asegurados dos "delegados" por su número de senadores. El candidato ganador necesita tener la mitad más uno de los votos (270) en el Colegio Electoral.
El estado menos poblado es Carolina del Sur, por ejemplo, y por ello tiene ocho votos electorales: seis por los diputados y dos por los senadores. California, en cambio, tiene 55 votos electorales: 53 por la cantidad de diputados que tiene y los dos asegurados por el Senado. Texas, por su parte, cuenta con 34 votos porque tiene 32 diputados y dos senadores.
Empate
La separación de poderes en EEUU también incide en la elección presidencial. En caso de empate en la cantidad de votos electorales, serán los integrantes de la Cámara de Representantes los que decidirán quién ocupará el despacho oval de la Casa Blanca. Los Senadores harán lo propio en el caso de la vicepresidencia. Ese sistema se aplicará en caso de que ninguna de las votaciones estatales sea impugnada.