L D (Agencias) "El 2,2 por ciento de los ingresos no es una comisión, sino que es el presupuesto para cubrir los costos operativos y fue el Consejo de Seguridad quien lo acordó", señaló Sevan en una rueda de prensa en la ONU para clarificar las acusaciones. Dentro del presupuesto de este 2,2 por ciento, aclaró, se incluyen las actividades de supervisión de las nueve agencias de la ONU que operan en el país árabe, así como el control en las terminales de exportación y en las fronteras. "Cualquier compañía privada que gestione millones de dólares en operaciones humanitarias de este tamaño y complejidad con sólo un 2,2 por ciento de presupuesto procedente de "Petróleo por Alimentos" se jactaría ante sus accionistas", indicó
Sevan también rechazó los argumentos de que el programa estuviera funcionando en confidencialidad y secretismo, debido a que es uno de los planes del sistema de la ONU al que se le han sometido más auditorías. "Durante los últimos 5 años, han tenido un total de más de un centenar de auditorías externas e internas", precisó, y agregó que el Consejo de Seguridad y el Comité 661 que controla las sanciones recibía informes regulares sobre el programa cada 90 días. Resaltó también que no tienen sentido las críticas de que el programa ha actuado con favoritismo a la hora de conceder contratos, dependiendo de la nacionalidad de las empresas proveedoras de bienes. "Si hubiéramos hecho esto, querría decir que los miembros del Consejo de Seguridad, que reciben toda la información, se han estado durmiendo en los laureles desde hace casi siete años", puntualizó.
El programa se estableció en 1996, a través de una resolución del Consejo de Seguridad, para mitigar los efectos de las sanciones en la población iraquí y permite a Irak vender petróleo para comprar artículos de primera necesidad. Antes de que empezara la invasión anglo-estadounidense a Irak, el secretario general, Kofi Annan, decidió suspender el programa debido a que las fuerzas de la coalición les comunicaron que no podían proporcionar la seguridad del personal de la ONU que trabajaba en el país árabe.
La resolución 1472 permitió la reanudación del programa hasta el 12 de mayo, en donde se concedió el poder al secretario general de revisar y acelerar el envío de contratos de acuerdo a las necesidades en medio del conflicto. Otra resolución, la 1476, presentada por México y que fue aprobada ayer jueves, establece una prórroga del programa hasta el 3 de junio, con posibilidades de que pueda extenderse más allá de esta fecha. "A pesar de las críticas que ha tenido el programa, consideramos que ha sido un éxito, y tenemos que asegurarnos que ciertos suministros continúen llegando a la población iraquí, sea cual sea el gobierno que se establezca en Bagdad", manifestó Sevan.
Admitió que este programa humanitario hizo que la población iraquí sea más dependiente de su gobierno que nunca, y recordó que la cesta de la compra de un 90 por ciento de iraquíes depende del programa, mientras que un 60 por ciento de la población tienen como única fuente de ingresos las provisiones de este plan. "Tardará tiempo hasta que la economía de Irak se recupere y para que los iraquíes puedan encontrar empleos de nuevo para sostenerse", manifestó. El director del programa señaló que desde que la gestión del programa ha sido encargada al secretario general, ha habido una mayor flexibilidad en el envío de alimentos, medicinas, material eléctrico y otros productos básicos para la población iraquí.
Sevan también rechazó los argumentos de que el programa estuviera funcionando en confidencialidad y secretismo, debido a que es uno de los planes del sistema de la ONU al que se le han sometido más auditorías. "Durante los últimos 5 años, han tenido un total de más de un centenar de auditorías externas e internas", precisó, y agregó que el Consejo de Seguridad y el Comité 661 que controla las sanciones recibía informes regulares sobre el programa cada 90 días. Resaltó también que no tienen sentido las críticas de que el programa ha actuado con favoritismo a la hora de conceder contratos, dependiendo de la nacionalidad de las empresas proveedoras de bienes. "Si hubiéramos hecho esto, querría decir que los miembros del Consejo de Seguridad, que reciben toda la información, se han estado durmiendo en los laureles desde hace casi siete años", puntualizó.
El programa se estableció en 1996, a través de una resolución del Consejo de Seguridad, para mitigar los efectos de las sanciones en la población iraquí y permite a Irak vender petróleo para comprar artículos de primera necesidad. Antes de que empezara la invasión anglo-estadounidense a Irak, el secretario general, Kofi Annan, decidió suspender el programa debido a que las fuerzas de la coalición les comunicaron que no podían proporcionar la seguridad del personal de la ONU que trabajaba en el país árabe.
La resolución 1472 permitió la reanudación del programa hasta el 12 de mayo, en donde se concedió el poder al secretario general de revisar y acelerar el envío de contratos de acuerdo a las necesidades en medio del conflicto. Otra resolución, la 1476, presentada por México y que fue aprobada ayer jueves, establece una prórroga del programa hasta el 3 de junio, con posibilidades de que pueda extenderse más allá de esta fecha. "A pesar de las críticas que ha tenido el programa, consideramos que ha sido un éxito, y tenemos que asegurarnos que ciertos suministros continúen llegando a la población iraquí, sea cual sea el gobierno que se establezca en Bagdad", manifestó Sevan.
Admitió que este programa humanitario hizo que la población iraquí sea más dependiente de su gobierno que nunca, y recordó que la cesta de la compra de un 90 por ciento de iraquíes depende del programa, mientras que un 60 por ciento de la población tienen como única fuente de ingresos las provisiones de este plan. "Tardará tiempo hasta que la economía de Irak se recupere y para que los iraquíes puedan encontrar empleos de nuevo para sostenerse", manifestó. El director del programa señaló que desde que la gestión del programa ha sido encargada al secretario general, ha habido una mayor flexibilidad en el envío de alimentos, medicinas, material eléctrico y otros productos básicos para la población iraquí.