LD (EFE) Mientras los gobiernos aliados del presidente estadounidense, George Bush, en Tokio y Camberra, elogiaban la sentencia judicial que condenó a muerte por ahorcamiento al depuesto dictador Sadam Husein, los gobernantes árabes mantienen un "espeso" silencio sólo perturbado por voces como la de los terroristas egipcios de los Hermanos Musulmanes que les advirtieron de que no "acepten más condiciones y dictados estadounidenses".
El primer ministro australiano, John Howard, manifestó por su parte que la condena es un triunfo para los ciudadanos de Irak y añadió que "el proceso del juicio es una señal de esperanza democrática y creo que el mundo debe verlo así". Por otro lado, el Gobierno nipón elogió la condena, al haber sido impuesta por un Tribunal Especial de Irak y bajo la nueva legislación nacional. "Aprobamos que el veredicto fuera ofrecido bajo las nuevas leyes iraquíes", señaló el ministro Portavoz y secretario jefe del Gabinete, Yasuhisa Shizoaki.
Mientras tanto, el Gobierno chino expresó su deseo de que Irak se estabilice cuanto antes por medio de un comunicado en el que dijo que el destino del depuesto presidente debe ser decidido por el pueblo iraquí.
"La parte china siempre ha pensado que el destino de Sadam tiene que ser decidido por el pueblo de Irak", señala una escueta nota del Ministerio de Asuntos Exteriores chino en la que se evita criticar tanto la intervención estadounidense como la gestión del ex dictador iraquí. En Londres, la ministra británica de Asuntos Exteriores, Margaret Beckett, afirmó que la desaparición de Husein no le convertirá en mártir entre los iraquíes.
Los gobiernos vecinos a Irak mantuvieron un silencio desde este domingo sobre el significado de esa condena, inédita en la historia árabe contemporánea. Los medios oficiales se han limitado a recoger la noticia, pero sin añadir comentario alguno. Esa actitud ha llamado la atención de los pocos medios árabes independientes, como la cadena de televisión Al-Yazira o el diario árabe internacional Al-Hayat, que destacan que sólo los políticos opositores se han atrevido a salirse de la norma.