L D (EFE) Las explosiones ocurrieron en dos áreas especialmente concurridas de Lahore, localidad cercana a la frontera con la India y donde la situación había sido tranquila en los últimos meses. La primera bomba estalló cerca de un parque público y del histórico monumento Minarete de Pakistán, que conmemora la declaración a favor de la independencia del país realizada en 1940 por líderes musulmanes. Allí murió una persona, el dueño de un carro, y resultaron heridas otras trece, según medios locales paquistaníes.
La explosión más grave fue la segunda, sucedida 90 minutos después en Acra, uno de los mercados más concurridos de la ciudad, y que causó la muerte de cinco personas, entre ellas una mujer, y al menos otras veinte resultaron heridas, algunas de gravedad. Fuentes policiales indicaron que las dos bombas estaban ocultas en sendas bicicletas y estallaron tras ser activadas a distancia, mediante un mecanismo de relojería.
Según informó la cadena de televisión paquistaní GEO TV, ambos artefactos, de gran potencia, sembraron el pánico, además de romper los cristales de los edificios vecinos. Al parecer, la gravedad de la segunda explosión se debió a que el artefacto estalló cerca de una tienda de petardos, que resultó incendiada a causa del impacto.
"La gente empezó a correr y a pedir ayuda en el lugar de la explosión y vi a muchos que sangraban por todos sitios", indicó un comerciante a la cadena británica BBC. La policía paquistaní sospecha que ambos artefactos explosivos fueron colocados por la misma persona o personas, al tiempo que no se descarta que aumente el número de víctimas mortales debido a que la situación de algunos heridos es crítica.
El comisario de policía de Lahore, Amir Zalifiqar, dijo a GEO TV que se han intensificado las medidas de seguridad y se han instalado controles en las entradas y salidas de la ciudad. De momento no se ha identificado al grupo responsable de estos atentados. "Los que han cometido estas actividades terroristas son enemigos de la humanidad", aseguró a la misma cadena televisiva el jefe del estado paquistaní del Punjab, Chaudhry Pervez Elahi, que insistió en que ambas explosiones parecen estar relacionadas y ha dado orden de extremar la seguridad.
En Pakistán actúan grupos integristas musulmanes contrarios a la política de acercamiento a los países occidentales del presidente pakistaní, el general Pervez Musharraf, que acaba de regresar a su país tras asistir en Nueva York a la Asamblea General de la ONU. El país es también víctima de la violencia religiosa entre grupos musulmanes suníes y chiíes.
La violencia entre suníes, que suponen cerca del 80 por ciento de la población, y chiíes, menos del 20 por ciento, ha provocado cientos de muertes en los últimos años, la mayoría de la comunidad minoritaria asesinados en atentados de grupos radicales armados de la otra confesión.
La explosión más grave fue la segunda, sucedida 90 minutos después en Acra, uno de los mercados más concurridos de la ciudad, y que causó la muerte de cinco personas, entre ellas una mujer, y al menos otras veinte resultaron heridas, algunas de gravedad. Fuentes policiales indicaron que las dos bombas estaban ocultas en sendas bicicletas y estallaron tras ser activadas a distancia, mediante un mecanismo de relojería.
Según informó la cadena de televisión paquistaní GEO TV, ambos artefactos, de gran potencia, sembraron el pánico, además de romper los cristales de los edificios vecinos. Al parecer, la gravedad de la segunda explosión se debió a que el artefacto estalló cerca de una tienda de petardos, que resultó incendiada a causa del impacto.
"La gente empezó a correr y a pedir ayuda en el lugar de la explosión y vi a muchos que sangraban por todos sitios", indicó un comerciante a la cadena británica BBC. La policía paquistaní sospecha que ambos artefactos explosivos fueron colocados por la misma persona o personas, al tiempo que no se descarta que aumente el número de víctimas mortales debido a que la situación de algunos heridos es crítica.
El comisario de policía de Lahore, Amir Zalifiqar, dijo a GEO TV que se han intensificado las medidas de seguridad y se han instalado controles en las entradas y salidas de la ciudad. De momento no se ha identificado al grupo responsable de estos atentados. "Los que han cometido estas actividades terroristas son enemigos de la humanidad", aseguró a la misma cadena televisiva el jefe del estado paquistaní del Punjab, Chaudhry Pervez Elahi, que insistió en que ambas explosiones parecen estar relacionadas y ha dado orden de extremar la seguridad.
En Pakistán actúan grupos integristas musulmanes contrarios a la política de acercamiento a los países occidentales del presidente pakistaní, el general Pervez Musharraf, que acaba de regresar a su país tras asistir en Nueva York a la Asamblea General de la ONU. El país es también víctima de la violencia religiosa entre grupos musulmanes suníes y chiíes.
La violencia entre suníes, que suponen cerca del 80 por ciento de la población, y chiíes, menos del 20 por ciento, ha provocado cientos de muertes en los últimos años, la mayoría de la comunidad minoritaria asesinados en atentados de grupos radicales armados de la otra confesión.