Según tengo entendido, la casa era de una progre cómplice del terrorismo, la bailarina Maritza Garrido Lecca. Hay cosas que a ambos lados del Atlántico nunca cambian. Buen artículo, don Martín
Quizás la lección a extraer sea considerar el daño incalculable que un puñado de fanáticos pueden infringir a un país. La parte buena es que algunos indicios permiten apuntar que aquí -en España- algunos bobalicones han empezado a darse cuenta en sus propias carnes.
Aquí en España todavía esperamos la captura de Arzallus...y de Uriarte...y de Ternera....para empezar a acabar con esta lacra indecente criminal de ETA,"institucionalizada" desde hace ya demasiados años.
Se parece a Chikilicuatre en un video de la UGT.