L D (Agencias) Los agentes de la Seguridad del Estado infiltrados entre la disidencia cubana se presentan en estos días como nuevos héroes de la revolución y son el centro de homenajes y reconocimiento en toda la isla. Los "topos" se destaparon en los juicios sumarísimos contra disidentes celebrados a primeros de mes, que concluyeron con condenas que, en conjunto, suman 1.454 años para 75 opositores, activistas de derechos humanos y periodistas independientes. Los chivatos trabajaron durante años junto a algunos de los más significados disidentes, como el periodista Raúl Rivero o los activistas Héctor Palacios y Martha Beatriz Roque, la única mujer condenada a 20 años en estos procesos sumarios.
Los pocos opositores reconocidos que aún quedan en libertad, como Elizardo Sánchez, al frente de una ilegal Comisión de Derechos Humanos, y Oswaldo Payá, del Movimiento Cristiano Liberación, admiten que esta campaña "represiva", la más dura en décadas, ha supuesto un golpe para la debilitada oposición cubana, aunque no se han sorprendido por la existencia de agentes infiltrados. Sánchez declaró que estima que alrededor de un dos por ciento de los disidentes trabajan para la Seguridad del Estado. La identidad de los "topos" fue aireada la pasada semana por el Gobierno cubano y los detalles de sus actividades han sido revelados con insistencia durante los últimos días por los medios oficiales. Sus testimonios han sido determinantes para condenar a los opositores y acusar a EEUU de crear y financiar a la disidencia interna.
La televisión y los diarios han mostrado a los agentes como auténticos héroes revolucionarios y han "limpiado" su vieja imagen de "traidores" a la patria por colaborar con "mercenarios", como el gobierno se refiere a los disidentes. Todos han sido homenajeados por sus vecinos y han tenido oportunidad de explicar en detalle el "dolor" que les supuso mezclarse con "contrarrevolucionarios". Los "topos" que se han "quemado" hasta ahora actuaban bajo los seudónimos de "Tania", "Vilma", "Octavio", "Ernesto", "Miguel", "Gabriela" y "Xiomara". El periodista Néstor Baguer, de 81 años, fue el agente "Octavio" durante más de 40 años y desde principios de los noventa estuvo al frente de la Agencia de Prensa Independiente de Cuba (APIC).
La misión de "El Decano", como se le conocía en círculos cercanos a la prensa independiente cubana, era "escribir y servir de consultor" a los que empezaban. "Octavio", que ha lanzado duras acusaciones contra Raúl Rivero -condenado a 20 años-, aseguró que hay muy pocos periodistas auténticos entre los llamados "independientes". Aleida Godínez ("Vilma"), una de las más estrechas colaboradoras de Martha Beatriz Roque, estuvo infiltrada durante diez años en grupos disidentes. "Vilma" y "Octavio" aparecieron como dos de los más furibundos críticos del sistema cubano en un acto organizado en la residencia del Jefe de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana, James Cason, el 14 de marzo pasado.
Por su parte, Manuel David Orrio, el agente "Miguel", se infiltró en la disidencia en 1992 a través del ilegal grupo "Corriente Socialista Democrática", de tendencia "moderada". Luego se vinculó a la APIC y colaboró con la agencia Cubanet y con "Carta de Cuba" antes de presidir la "Cooperativa de Periodistas Independientes de Cuba" y la "Federación de Periodistas Cubanos".
Los pocos opositores reconocidos que aún quedan en libertad, como Elizardo Sánchez, al frente de una ilegal Comisión de Derechos Humanos, y Oswaldo Payá, del Movimiento Cristiano Liberación, admiten que esta campaña "represiva", la más dura en décadas, ha supuesto un golpe para la debilitada oposición cubana, aunque no se han sorprendido por la existencia de agentes infiltrados. Sánchez declaró que estima que alrededor de un dos por ciento de los disidentes trabajan para la Seguridad del Estado. La identidad de los "topos" fue aireada la pasada semana por el Gobierno cubano y los detalles de sus actividades han sido revelados con insistencia durante los últimos días por los medios oficiales. Sus testimonios han sido determinantes para condenar a los opositores y acusar a EEUU de crear y financiar a la disidencia interna.
La televisión y los diarios han mostrado a los agentes como auténticos héroes revolucionarios y han "limpiado" su vieja imagen de "traidores" a la patria por colaborar con "mercenarios", como el gobierno se refiere a los disidentes. Todos han sido homenajeados por sus vecinos y han tenido oportunidad de explicar en detalle el "dolor" que les supuso mezclarse con "contrarrevolucionarios". Los "topos" que se han "quemado" hasta ahora actuaban bajo los seudónimos de "Tania", "Vilma", "Octavio", "Ernesto", "Miguel", "Gabriela" y "Xiomara". El periodista Néstor Baguer, de 81 años, fue el agente "Octavio" durante más de 40 años y desde principios de los noventa estuvo al frente de la Agencia de Prensa Independiente de Cuba (APIC).
La misión de "El Decano", como se le conocía en círculos cercanos a la prensa independiente cubana, era "escribir y servir de consultor" a los que empezaban. "Octavio", que ha lanzado duras acusaciones contra Raúl Rivero -condenado a 20 años-, aseguró que hay muy pocos periodistas auténticos entre los llamados "independientes". Aleida Godínez ("Vilma"), una de las más estrechas colaboradoras de Martha Beatriz Roque, estuvo infiltrada durante diez años en grupos disidentes. "Vilma" y "Octavio" aparecieron como dos de los más furibundos críticos del sistema cubano en un acto organizado en la residencia del Jefe de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana, James Cason, el 14 de marzo pasado.
Por su parte, Manuel David Orrio, el agente "Miguel", se infiltró en la disidencia en 1992 a través del ilegal grupo "Corriente Socialista Democrática", de tendencia "moderada". Luego se vinculó a la APIC y colaboró con la agencia Cubanet y con "Carta de Cuba" antes de presidir la "Cooperativa de Periodistas Independientes de Cuba" y la "Federación de Periodistas Cubanos".