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Cuatro españoles y tres niños adoptados, evacuados de Haití a la República Dominicana

Siete españoles han sido evacuados este jueves de Puerto Príncipe, pero atrás se quedan más de 50 que han preferido permanecer en Haití y una niña adoptada que hasta el viernes no tendrá el último documento necesario para dejar el país. Los siete evacuados viajaron a la República Dominicana en un avión contratado por el Gobierno español en el que también abandonaron el país otros cinco ciudadanos europeos.

L D (EFE) Los siete españoles que han abandonado Haití son cuatro adultos y tres niños adoptados por familias españolas. Entre los adultos, sólo una, Rosa Parés, era residente permanente en Haití. 
 
Los otros tres se encontraban de paso, incluida Nani Arenas, una periodista de La Voz de Galicia que estaba de vacaciones en la República Dominicana y que llegó hace dos días a Puerto Príncipe con su compañero, Javier Arés, para cubrir, precisamente, la información relativa a la evacuación de españoles.
 
Rosa Parés, una catalana que lleva casi 20 años en Haití, se mostraba tranquila y aliviada de que finalmente la evacuación se llevase a cabo después de que el miércoles, en el último minuto, se cancelase el plan ante la creciente inseguridad que vive la capital haitiana. La periodista Nani Arenas, su compañero Javier Arés y Esteban Manzanares, cámara independiente que se encontraba en Haití con un encargo de la televisión británica Channel 4, también mostraban signos de satisfacción de salir de Puerto Príncipe tras una noche en la que se escucharon numerosos tiroteos en la ciudad.
 
Agarrada a Nani Arenas estaba Anaika, la pequeña de menos de dos años que ha sido adoptada por una familia española. Su nueva madre, Blanca Fernández, la esperaba en Santo Domingo, el destino inmediato de los evacuados, al que llegaron apenas 50 minutos después. Todo fue acorde con el plan establecido por el personal de las embajadas europeas, la ONU –que también han sacado a todos sus empleados considerados no imprescindibles– y la embajada de Estados Unidos, que proporcionó un grupo de infantes de marina para proteger el convoy.
 
Además, los gobiernos occidentales habían mantenido conversaciones con la policía local y los partidarios de Aristide –que han establecido innumerables barricadas en la ciudad desde hace dos días– para que la operación transcurriese sin incidentes. El coordinador de residentes de la ONU en Haití, Adama Guindo, confirmó de forma implícita que las autoridades haitianas se habían comprometido a garantizar la seguridad del convoy, en el que se encontraban unas 120 personas –en su mayoría niños y mujeres–, a través de las barricadas.
 
Por si acaso, el grupo de cuatro "marines" enviados por la embajada estadounidense abrió la comitiva, que recorrió en 15 minutos y a toda velocidad un trayecto que normalmente dura 30 minutos. La única parada de consideración se produjo poco después de la partida desde el edificio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el punto de encuentro de todos los evacuados, cuando una de las barricadas que debía estar abierta permanecía bloqueada con el chasis de un vehículo.
 
Excepto ese incidente, el convoy, formado por varios vehículos de seguridad, cinco microbuses que transportaban a los evacuados, y un enjambre de coches cargados con periodistas llegó sin problemas al aeropuerto internacional "Toussaint Louverture" alrededor de las 17.00 horas (en España). Atrás queda Dixie Bickel, una estadounidense de Luisiana que está a cargo del orfanato "Los ángeles más pequeños de Dios" del que procedía Anaika. Bickel y Molly Little, una joven voluntaria estadounidense que lleva trabajando 18 meses con los cerca de 70 niños que hay en el orfanato, estaban "alegres de que se vaya y triste porque no la vamos a ver otra vez", según dijeron a Efe.
 
Bickel esperaba además que los juzgados de Puerto Príncipe le proporcionasen el último documento necesario para que otra niña adoptada por la española Yolanda Dominique, pueda contar a partir del viernes con sus papeles para salir del país en cualquier momento. "A ser preferible antes de que el caos se apodere totalmente de la capital", señaló Bickel.

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