El vaciado de la presa, que lleva todo el fin de semana expulsando 900 toneladas de agua por segundo, obligó a los servicios de rescate surcoreanos a evacuar a un excursionista que había acampado cerca de la instalación.
Desde la tragedia del año pasado, Corea del Norte ha notificado a las autoridades surcoreanas con antelación a la hora de realizar este tipo de operaciones. Sin embargo, en esta ocasión no se ha advertido del vaciado, según confirmó una fuente oficial del Ministerio de Unificación surcoreano a la agencia de noticias nacional, Yonhap.
Las fuertes lluvias veraniegas, unido a la llegada del tifón Kompasu a la península de Corea, habrían obligado a Pyongyang a vaciar el agua de la presa para evitar su desbordamiento.