L D (EFE) Los condenados a la máxima pena son Imán Kelil Oumar, Beyán Ahmed Ousman y Asli Ahmed. Según las autoridades etíopes, tanto estos tres individuos como Biftu Riba militan en el FLO, que lleva combatiendo por la secesión de Oromo desde hace más de diez años.
El tribunal considera probado que los convictos torturaron a sus víctimas. Algunas de ellas fueron degolladas o fusiladas; otras fueron arrojadas vivas a pozos artesianos, donde murieron ahogadas.
Mengistu y otros 65 funcionarios de su régimen fueron hallados culpables de genocidio y otros crímenes –entre los que se cuentan el asesinato del emperador, Haile Selasie, y del patriarca de la iglesia ortodoxa etíope Abuna Tefelows– perpetrados durante el Terror Rojo (1977-78), es decir, el período que siguió al derrocamiento de Selasie por los comunistas. Miles de etíopes fueron asesinados o desaparecieron sin dejar rastro durante esos dos años de terrorismo gubernamental.
El dictador fue condenado en rebeldía, y cerca de 5.200 ex soldados y militantes comunistas de entonces están siendo procesados actualmente. Otros 21.000 se encuentran en la cárcel a la espera de juicio.
La pena de muerte sólo puede ser aplicada en Etiopía si es ratificada, en cada caso, por el jefe del Estado.