LD (EFE) Mengistu Haile Mariam, el antiguo dictador etíope, ha sido condenado en ausencia a cadena perpetua por el Alto Tribunal Federal de Adis Abeba por genocidio, homicidio, encarcelamiento ilegal y confiscación ilegal de propiedad privada cometidos durante su régimen militar-marxista (1977-1991), conocido como el "Terror Rojo". Mengistu se mantuvo en el poder gracias al apoyo económico y militar de la Unión Soviética, pero en 1991, tras la caída del régimen marxista del Kremlin y ante el avance de grupos rebeldes liderados por el hoy primer ministro etíope, Meles Zenawi, huyó a Zimbabue, donde el Gobierno de Robert Mugabe le concedió asilo político.
El doce de diciembre pasado, el Tribunal Federal Superior de Etiopía Mengistu y otros once encausados miembros del organismo ejecutivo de la dictadura conocida "Dergue", fueron hallados culpables de los delitos. Mengistu ha sido juzgado en ausencia junto a 73 inculpados, de los cuales catorce han muerto desde que comenzó el juicio y sólo 34 estaban presentes en la sala. Todos los inculpados han recibido la misma pena excepto cuatro, dos que han sido sentenciados a veinticinco años de cárcel y otros dos a veintitrés años.
Mengistu, de 69 años y que vive exiliado en Zimbabue, era uno de los cabecillas de la asonada militar que destronó en septiembre de 1974 al emperador Haile Selassie y en febrero de 1977 ocupó personalmente la jefatura del Estado tras eliminar a sus ex colegas y rivales en el Consejo Administrativo Provisional Militar o "Dergue".
Durante la sangrienta purga lanzada por Mengistu en las filas del Ejército, y también entre los miembros de la oposición política civil, se calcula que fueron asesinadas unas dos mil personas, doscientos de las cuales desaparecieron y nunca fueron encontradas.
Durante el "Terror Rojo", cuyo período más brutal fue entre 1977 y 1978, miles de personas fueron torturadas y los cadáveres de cientos de otras, fusiladas o estranguladas, aparecieron tirados en las calles de Adis Abeba y otras ciudades etíopes.
A él y a sus 11 aliados también se les acusa del asesinato de Haile Selassie, quien fue estrangulado en su propio lecho y su cadáver enterrado bajo los mosaicos de un baño en el palacio real. Sesenta funcionarios, ministros y miembros de la familia real etíope fueron, a su vez, fusilados públicamente.