El oneroso alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, homenajeó al sátrapa libio Muamar el Gadafi en su última visita a la capital entregándole ‘las llaves de oro’ de Madrid.
Una distinción que, ahora que el dictador libio se ha convertido en el enemigo público número uno de la opinión pública mundial, parece incomodar al alcalde y su equipo, tan preocupados siempre por arrimarse al sol que más calienta.
Fue en diciembre de 2007 cuando Gallardón organizó un pomposo acto en el antiguo Ayuntamiento de la Plaza de la Villa –todavía no se había trasladado al carísimo Palacio de ‘Ambiciones’, en Cibeles– en el que se refería así al sanguinario coronel libio: "Celebramos ver a Libia en la comunidad internacional, y percibirla como un aliado en la que ha de ser la causa de todos: la paz y el rechazo a la violencia".
El ayuntamiento dice que el Reglamento de Protocolo y Ceremonial establece que "la Llave de Oro de Madrid se concederá a todos los jefes de Estado extranjeros que visiten oficialmente el Ayuntamiento".
Una disculpa bastante razonable. Pero en estos casos siempre aparece el vicealcalde Manuel Cobo para ‘arreglarlo’. "Se las dimos a Gadafi, pero también a Hugo Chávez", dice y añade que la culpa es del "Gobierno español, independientemente de quién esté en el poder".
Quizás fue Moratinos quien escribió a Gallardón el discurso sobre la contribución de Gadafi a un "mundo en paz y sin violencia".