LD (Agencias) El primer ministro belga saliente, el liberal flamenco Guy Verhofstadtm, ha logrado la firma de un acuerdo para la formación de un Gobierno que dirigirá al país con carácter interino, durante tres meses, mientras se negocia la salida definitiva a la grave crisis política desatada en junio pasado, justo después de los últimos comicios.
Integrarán el gabinete cinco partidos: los liberales flamencos del Open Vld (la formación de Verhofstadt), los socialcristianos flamencos del CD&V (el partido de Leterme), los socialistas francófonos del PS, los reformistas francófonos del MR y los "humanistas" francófonos del CdH.
Según la agencia de noticias Belga, el Gobierno interino contará con dos viceprimeros ministros, uno del CD&V y otro MR. En total el reparto de carteras sería el siguiente: cuatro ministros del CD&V, tres del MR, tres del PS, tres del Open VLD y uno de CdH. Se trata, por lo tanto, de una coalición "asimétrica" (tres partidos francófonos y dos flamencos), algo inusual en este país. El CdH, el que más resistencias había puesto a entrar en un gabinete interino, ha terminado aceptando la madrugada de este martes la última oferta de Verhofstadt.
El acuerdo permitirá la instalación, antes de que acabe la semana, de un Gobierno pentapartito que tendrá catorce ministros (uno menos que el gabinete definitivo) y competencias amplias para acometer las decisiones más urgentes. El Rey Alberto II había encargado el lunes a Verhofstadt que negociara con los principales partidos la formación de un gabinete de crisis, después de que el ganador de las elecciones, el democristiano flamenco Yves Leterme, renunciara por segunda vez a la tarea de formar Gobierno.
Más de seis meses después de las elecciones generales de junio, en las que las familias políticas democristiana y liberal resultaron ganadoras, los partidos de la llamada coalición "naranja-azul" han sido incapaces de ponerse de acuerdo sobre un programa común de Gobierno. La exigencia flamenca de acometer una nueva descentralización del estado ha topado con el unánime rechazo francófono y ha hecho imposible hasta ahora el entendimiento.