Consciente de la oposición de la mayoría de sus conciudadanos y de buena parte de la clase política –incluida la que le presta apoyo– a la eventual entrada de Turquía en la UE, Chirac sostuvo que hay argumentos de todo tipo (políticos, económicos, estratégicos...) para dar el sí a dicho país. Asimismo, dijo que la Europa, si se la compara con EEUU, China o la India, es “pequeña”, y que con la incorporación del país euroasiático se vería reforzada.
No obstante, advirtió de que el candidato tendrá que hacer un esfuerzo “considerable” a lo largo del proceso –que durará “no menos de 15 años”– para adoptar el acervo comunitario, con sus “88.000 páginas de legislación”.
El jefe del Elíseo se mostró contrario a lo que defiende su propio partido, la UMP: una “asociación privilegiada” Turquía-UE. A su juicio, los turcos “jamás” lo aceptarían. "Evidentemente, no es razonable" pedir a un "gran" país, con "una larga historia", que haga esfuerzos tan considerables para llegar tan sólo a un "resultado aleatorio o parcial", afirmó; y añadió que los Veinticinco asumirían “una responsabilidad muy grande ante la Historia" si fueran “negativos” con un pueblo que asumiera sus reglas.
De acuerdo con un sondeo que publicará el diario Metro el jueves, el 72 por ciento de los franceses son contrarios al ingreso de Turquía en la UE. Aunque otras encuestas arrojan cifras alfo inferiores, la oposición parece ser muy mayoritaria en el Hexágono.
El inquilino del Elíseo no eludió el aspecto religioso de la cuestión. Así, dijo: “Turquía es un país laico, que respeta las otras religiones (la población profesa mayoritariamente el islamismo), como nosotros. No provoquemos temores de esta naturaleza (porque) tendríamos todo que perder”.
Asimismo, aseguró que no le preocupa el peso que dicho país tendría en la UE debido a sus 70 millones de habitantes: “No concibo el desarrollo europeo en términos de enfrentamiento, (sino de) búsqueda de síntesis e interés común”.