L D (EFE) Según las encuestas que manejan las autoridades chinas, Chen se encontraba lejos de obtener la mayoría, mientras la Alianza Azul, que integra a nacionalistas y liberales, habría recuperado terreno tras la espectacular cadena humana convocada al comienzo de la campaña electoral.
Ante el convencimiento de que cualquier reacción, en estos momentos, podría beneficiar al pro independentista Chen, China ha declinado comentar el intento de magnicidio.
Mientras el ministerio chino de Asuntos Exteriores se negaba a comentar el incidente, asegurando que Taiwán es "un asunto de política interior, no exterior", la Oficina de Información sobre Taiwán también ha declinado emitir una reacción oficial al respecto.
Los partidos taiwaneses suspenden la campaña electoral
Todos los partidos políticos taiwaneses han suspendido la campaña electoral tras el atentado; además, han mostrado su solidaridad con Chen y Lu y han condenado "todo acto de violencia".
Las autoridades chinas también habían previsto en los últimos días que una baja participación en el referéndum de independencia, "defensivo" según Taiwán, invalidaría el resultado del mismo, aunque salieran victoriosas las tesis independentistas del gobernante Partido Democrático Progresista (PDP).
Las dos preguntas incluidas en la consulta aluden a la compra de nuevos equipos anti-misiles, para hacer frente a un hipotético ataque chino, y a la puesta en marcha de una negociación, de igual a igual, con las autoridades comunistas.
A la hora de convocar el referéndum, el presidente taiwanés se apoya en la amenaza que representan los 496 misiles chinos que apuntan contra la isla, un Estado de hecho, pero no de derecho.
Por su parte, China considera que la convocatoria de la consulta es una provocación "unilateral", y ha pedido a la comunidad internacional su respaldo incondicional en este asunto.
A diferencia de otros años, Pekín ha mantenido durante la campaña electoral una postura de "respeto", no ha llegado a pedir el voto para ninguno de los partidos participantes e incluso ha alabado la "salud" democrática de Taiwán.
No obstante, China sí tachó durante las últimas semanas al presidente de la isla de "mentiroso", "traidor" y "oportunista", por ofrecerse a negociar con Pekín mientras anunciaba la reforma de la Constitución para el 2006 con el objetivo de incluir una cláusula independentista.
Chen Shui-bian acabó con 50 años de hegemonía del Kuomintang
Tras 50 años de hegemonía del Kuomintang, la victoria de Chen Shui-bian en las elecciones presidenciales taiwanesas de mayo del 2000 trastocó los planes de Pekín, que confiaba en reunificar pacíficamente la "madre patria" antes de 2010.
La victoria de Chen se cimentó en la alta participación electoral, provocada por las invectivas lanzadas por el ex primer ministro chino Zhu Rongji durante su discurso del Estado de la Nación, semanas antes de los comicios.
En su línea de aligerar la presión sobre los electores, el Ejército chino ha advertido a las autoridades de Taiwán contra la celebración del referéndum, aunque evitó referirse al uso de la fuerza en caso de victoria de los independentistas.
China, que mantiene que la práctica totalidad de la comunidad internacional es contraria al referéndum, ha dedicado los últimos meses a recabar apoyos entre las cancillerías occidentales y regionales, con el objetivo de lograr la internacionalización del conflicto y aislar diplomáticamente a la isla "rebelde".
"Ningún país del mundo aceptará una declaración formal de independencia de Taiwán, ya que esta posibilidad no está contemplada por la Constitución", señalaba esta semana un portavoz del Gobierno.
En la actualidad, casi un 50 por ciento de los habitantes de la isla se consideran taiwaneses, un 40 se muestran orgullosos de ambos orígenes y el resto, alrededor de un 10 por ciento, dice sentirse únicamente chino.