L D (EFE) El viceministro chino, Wang Zaixi, ha declarado al rotativo China Daily que "pueden surgir nuevas tensiones e incluso una crisis seria a través del estrecho, si Chen se obstina en mantener esa agenda". Según el dirigente comunista, el proyecto del presidente taiwanés de reformar la Constitución y someterla a un referendo nacional es un intento más de lograr la secesión formal de la "madre patria".
Wang ha dicho que China no puede "descartar totalmente la posibilidad (de un conflicto armado) aunque esto no es lo que desearíamos". El viceministro reconoció que "no será fácil" para ambas partes reanudar el camino del diálogo a corto plazo dada la situación actual, pero señaló que Pekín "trabaja duro para evitar que las relaciones se deterioren".
Wang reiteró la petición china de que Taiwán acepte que "pertenece a China", como condición para iniciar el diálogo, algo a lo que se opone el gobierno taiwanés, que cuenta con el apoyo militar de Estados Unidos. Algunos analistas occidentales estiman que los planes de Chen podrían poner contra las cuerdas a Pekín en 2006, sólo dos años antes de que se celebren aquí los Juegos Olímpicos del 2008, lo cual podría disuadir a las autoridades chinas de un posible ataque a Taiwán.
Pekín, sin embargo, ha dejado claro que no permitirá la secesión de Taiwán, a la que considera una provincia de China, último reducto al que huyeron las tropas nacionalistas de Chiang Kai-shek tras perder la guerra civil con los comunistas en 1949. El pro-independentista presidente taiwanés, sin embargo, refleja el creciente sentimiento entre la población isleña, que no se siente ya tan vinculada a China, tras cinco décadas de separación durante las cuales ha vivido con su propio sistema democrático y económico, su moneda y su ejército. La actual Constitución taiwanesa data de antes de la separación de China, por lo que se supone un "vínculo" más entre el continente y la isla.