LD (Agencias) Desde el mes pasado, cinco divisiones del Ejército Popular de Liberación (EPL) se han desplegado en la prefectura autónoma de Yanbian, región habitada por chinos de etnia coreana que se encuentra dentro de la provincia norteña de Jilin, según publica el periódico Sunday Morning Post . En las ciudades de Hanchun, Tumen, Kaishan, Sanhe y Baijing se registraron excepcionales movimientos de tropas y la construcción de nuevos barracones destinados a los soldados, explicó una fuente del Ministerio chino de Defensa al periódico, bajo la condición del anonimato. Aviones de combate sobrevuelan frecuentemente la capital de Yanbian, Yanji, añadió la fuente.
Según la fuente, el despliegue de fuerzas adicionales a lo largo de los 1.400 kilómetros de la frontera está directamente relacionado con la crisis nuclear norcoreana, que en agosto intentaron zanjar infructuosamente en Pekín representantes de las dos Coreas, China, EEUU, Rusia y Japón. Pyongyang exigió entonces a Washington un pacto de no agresión previo al desmantelamiento de su hipotético programa nuclear y al desarrollo de armas nucleares, que los estadounidenses rechazó de pleno por considerarlo un "chantaje".
China, uno de los pocos aliados que le quedan a Kim Yong-Il, quiere presionar a Pyongyang para que acepte entablar conversaciones directas con Washington y zanjar cuanto antes el asunto, que amenaza la región noreste de Asia. El pasado mes de marzo Pekín interrumpió por tres días el suministro de petróleo a su país vecino, que depende de las ayudas económicas y energéticas del exterior debido a su maltrecha economía, para forzarle a entrar en razón. El recién fortalecimiento de los destacamentos en la frontera está también destinado a terminar con los episodios de violencia protagonizados por soldados norcoreanos, que cometen impunemente crímenes en suelo chino contra ciudadanos de su misma etnia, según la fuente.
Según la fuente, el despliegue de fuerzas adicionales a lo largo de los 1.400 kilómetros de la frontera está directamente relacionado con la crisis nuclear norcoreana, que en agosto intentaron zanjar infructuosamente en Pekín representantes de las dos Coreas, China, EEUU, Rusia y Japón. Pyongyang exigió entonces a Washington un pacto de no agresión previo al desmantelamiento de su hipotético programa nuclear y al desarrollo de armas nucleares, que los estadounidenses rechazó de pleno por considerarlo un "chantaje".
China, uno de los pocos aliados que le quedan a Kim Yong-Il, quiere presionar a Pyongyang para que acepte entablar conversaciones directas con Washington y zanjar cuanto antes el asunto, que amenaza la región noreste de Asia. El pasado mes de marzo Pekín interrumpió por tres días el suministro de petróleo a su país vecino, que depende de las ayudas económicas y energéticas del exterior debido a su maltrecha economía, para forzarle a entrar en razón. El recién fortalecimiento de los destacamentos en la frontera está también destinado a terminar con los episodios de violencia protagonizados por soldados norcoreanos, que cometen impunemente crímenes en suelo chino contra ciudadanos de su misma etnia, según la fuente.