LD (EFE) La llamada Ley Antisecesión, que fue presentada el ocho de marzo pasado, ha obtenido el respaldo de una abrumadora mayoría de los integrantes de la Asamblea Nacional Popular, con 2.896 votos a favor y dos abstenciones. La ley ofrece a "la isla rebelde" grandes beneficios si acepta la reunificación, pero también legaliza una invasión militar "como última opción", en caso de que fallen todos los intentos de Pekín para una vía pacífica.
En la sesión plenaria anual de la Asamblea Nacional Popular, que concluyó en el Gran Palacio del Pueblo, brotaron los aplausos y exclamaciones de satisfacción al reflejarse en la pantalla los resultados de la votación, la única que no obtuvo ningún voto en contra, en una profunda muestra de unidad entre los casi tres mil representantes del pueblo chino.
Según el proyecto, "ningún Estado soberano puede tolerar la secesión y tiene derecho a usar las medidas que considere oportunas" para defender su integridad territorial. La ley deja claro que sus propuestas "son acordes con la Constitución" y señala que Taiwán es "parte del sagrado territorio chino" (en una de las primeras veces en que el Gobierno comunista alude al país en términos religiosos).