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Chávez confirma su asistencia a la XVII Cumbre Iberoamericana

Fue a última hora del jueves cuando el propio Hugo Chávez confirmó su asistencia a la XVII Cumbre Iberoamericana después de mantener la incógnita durante toda la jornada, aunque, eso sí, no podrá participar en el acto inaugural. En Venezuela se viven momentos de alta tensión debido a las protestas de los universitarios organizadas en contra del proyecto de reforma de la Constitución con el que el caudillo quiere perpetuarse en el poder. De hecho, más allá del contenido programático de la cumbre la tendencia totalitaria del régimen venezolano estará como telón de fondo.

LD (Agencias)
El mismo Hugo Chávez confirmó a última hora del jueves su participación en la XVII Cumbre Iberoamericana que se celebra en Santiago de Chile. Chávez aseguró que viajará "esta noche para amanecer en Santiago de Chile" el viernes, y que espera reunirse con su colega colombiano, Álvaro Uribe. Los rumores sobre la ausencia del caudillo venezolano saltaron a los medios después de que un dirigente colombiano asegurase a una radio local que éste no podría asisitir a la cumbre debido a las revueltas estudiantiles en contra del proyecto de reforma de la Constitución.
 
Con todo, la XVII Cumbre Iberoamericana arranca con el objetivo de firmar un convenio regional de seguridad social que, tras dos años de trabajo, que beneficiará a entre cinco y seis millones de trabajadores, según datos de la Secretaría General Iberoamericana (Segib). De entre ellos, más de 615.000 son emigrantes españoles en América Latina y un millón, residentes iberoamericanos en España, informó el Ministerio español de la Presidencia.
 
El acuerdo permitirá reconocer a cualquier trabajador de la región el tiempo de cotización en cada uno de los países iberoamericanos en que haya trabajado a efectos de computar el periodo exigido para obtener una pensión. Una vez rubricado por los líderes iberoamericanos el próximo día diez, el Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social tendrá que ser ratificado por los Parlamentos de los países miembros.
 
La jornada inaugural, sin embargo, se caracterizó por el goteo de la llegada de los dirigentes iberoamericanos. Veintidós, eran los jefes de Estado y de Gobierno convocados en esta cita de alto nivel.
 
El primer mandatario en arribar a Santiago fue el primer ministro de Andorra, Albert Pintat, a quien siguieron el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, el jefe de Estado de El Salvador, Elías Antonio Saca, y el vicepresidente cubano, Carlos Lage.
 
Contencioso Uruguay y Argentina
 
Vázquez llegó en momentos en que embajador español José Antonio Yáñez Barnuevo, designado por el rey Juan Carlos "facilitador" en el contencioso de la papelera Botnia entre Uruguay y Argentina, hacía intensos contactos con delegaciones de ambos países en búsqueda de un acercamiento que abra camino hacia una solución. Y es que el conflicto entre los dos países fronterizos serán otra de las claves de la cumbre.
 
Aunque no quiso comentar el asunto al llegar a Santiago, Vázquez había declarado hoy en Montevideo que no tiene previsto entrevistarse en el marco de la cumbre ni con su homólogo argentino Néstor Kirchner ni con la presidenta electa, Cristina Fernández, para discutir sobre la planta de celulosa. Al margen de ese conflicto latente desde hace casi tres años, los coordinadores de los países iberoamericanos consensuaron los documentos analizarán los ministros de Exteriores y el próximo sábado deberán suscribir los mandatarios.
 
Puntos de compromiso
 
La XVII Cumbre Iberoamericana concluirá con la firma de la Declaración de Santiago, documento central al que se unirán un Plan de Acción para la comunidad y ocho comunicados especiales. Uno de ellos expresará la solidaridad iberoamericana con los países que recientemente han sufrido los embates de la tormenta "Noel", por cuyas consecuencias no viajarán a Santiago los presidentes de México, Felipe Calderón, y de República Dominicana, Leonel Fernández.
 
La Declaración de Santiago consta de 24 puntos con compromisos para "progresar hacia niveles crecientes de inclusión, justicia, protección y asistencia social y solidaridad". También propone conmemorar, a partir del 2009, los bicentenarios de la Independencia de naciones iberoamericanas y, en el 2008, la celebración de los doscientos años de la llegada de la corte portuguesa a Brasil.
 
Subraya además la necesidad de fortalecer el multilateralismo y el papel de las Naciones Unidas, así como combatir el terrorismo y a la delincuencia organizada trasnacional. Asimismo, pide "enfrentar las asimetrías e injusticias en las relaciones económicas y comerciales internacionales" y cumplir, antes del 2015, las Metas de Desarrollo del Milenio consensuadas en las Naciones Unidas. Entre los asistentes de excepción se encuentra el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
 
De fondo del contenido programático, la Cumbre Iberoamericana llega en una coyuntura delicada en la que la región está constituida por la multiplicidad de caminos políticos que se cruzan. En cuadro simplificado se podría situar por una parte la senda de la democracia liberal representada por los gobiernos de Chile, Colombia o México, o el regreso de movimientos revolucionarios con tintes totalitarios como el de Hugo Chávez.
 
En este sentido, la ausencia de Chávez es más que simbólica.

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