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Castro y Chávez aprovechan la ceremonia de investidura de Kirchner para reunirse a solas

Fidel Castro acaparó la atención de los medios de comunicación e invitados presentes en la ceremonia de cambio de poderes en Argentina. Cobijado bajo un impresionante dispositivo de seguridad, el presidente de Cuba rompió el protocolo en varias ocasiones. Periódicos argentinos aseguran que durante gran parte de la noche del sábado, Castro y su amigo venezolano Hugo Chávez, estuvieron conversando en una de las habitaciones del lujoso hotel “Four Seasons”.

LD (Agencias) En su tercera visita a Argentina en 44 años, el dictador cubano Fidel Castro se hizo acompañar de un impresionante dispositivo de seguridad que incluía sus propios alimentos. Más de cincuenta hombres vestidos de civil integraban el primer y más visible círculo de seguridad. Durante toda su estancia en Buenos Aires, y como ocurre siempre, cada desplazamiento del mandatario estuvo previamente estudiado. La delegación cubana pidió escasos refuerzos a los cuerpos de seguridad locales, según las autoridades argentinas. Fidel Castro llegó el sábado a la capital y regresará a Cuba este lunes por la noche, tras reunirse con el nuevo presidente, Néstor Kirchner, asistir a un acto en solidaridad con su país en la Universidad y participar en actos de homenaje de héroes argentinos y cubanos.

En los pasillos del Palacio de Congreso, lugar de la ceremonia, un numeroso grupo de reporteros gráficos extranjeros y locales esperaban ansiosos el paso de los doce presidentes y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, quienes se reunirían en el Salón Azul con el mandatario saliente, Eduardo Duhalde. Mientras que el dictador cubano se demoraba, los camarógrafos especulaban que, a su edad -cumplirá 77 años-, podría utilizar el ascensor y no la escalera como el resto de los invitados. Tras varios minutos, Castro apareció y provocó el forcejeo entre su férrea seguridad y los periodistas. La entrada provocó que en principio, Luis Inacio Lula da Silvia y Hugo Chávez pasaran desapercibidos. El dictador, vestido de traje oscuro y acompañado por el canciller Felipe Pérez Roque y el embajador cubano en Argentina, Alejandro González Galiano, saludaba a ciudadanos presentes que empezaron a aplaudirle.

El periódico El Clarín menciona en su crónica que “minutos después, desde los palcos de la prensa en la Cámara de Diputados, se lo vio romper el protocolo. Acompañado por el presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, recorrió el hemiciclo. Los empleados querían saludarlo y fotografiarlo. Quienes estuvieron allí contaron a Clarín que el mandatario recibió una explicación sobre el sistema parlamentario argentino. Horas después, cuando entró al recinto, le gritaban `¡Olé, olé, olé, olé... Fidel...´. Pero el cubano intentaba bajar la intensidad de los halagos con un movimiento de mano. Castro adquirió entonces un rictus serio y duro, aun en su saludo a Duhalde. Durante el mensaje de Kirchner escribía sobre los párrafos del discurso que funcionarios de presidencia habían distribuido. Y fue el primero en salir del Congreso.”

Tras registrarse el sábado por la mañana en el hotel “Four Seasons”, Castro saludó desde el balcón a un grupo de cien seguidores que se acercaron a vitorearlo. Después, comió ostiones, bebió vino junto a un selecto grupo de invitados y esperó hasta muy tarde la llegada de su amigo Hugo Chávez. El rotativo La Nación asegura que a las once y media de la mañana, Fidel subió a una camioneta donde ya le esperaban Lula da Silva y Chávez. Pasadas las 23:30 horas, Chávez entró al lobby, Castro apareció desde los ascensores y se lanzó a abrazarlo. Luego subieron a las habitaciones y pasaron la noche conversando.

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