(Libertad Digital) El dictador cubano, Fidel Castro, ha declarado que su Gobierno “evaluó perfectamente” las consecuencias que provocaría el fusilamiento de Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevillan García y Jorge Luis Martinez Isaac, quienes secuestraron una embarcación de pasajeros con la intención de llegar a EEUU el pasado 1 de abril. En una entrevista concedida al periódico argentino Página 12 , el dictador se ha referido brevemente a la injustificada sentencia, según los pronunciamientos de varios gobiernos y asociaciones en defensa de los derechos humanos.
Castro señala que, para su régimen y para los miembros del Consejo de Estado cubano, fue “verdaderamente doloroso” romper con la moratoria que duraba ya casi tres años para la aplicación de la pena de muerte. Sin embargo, subraya que la medida se aplicó “por causas absolutamente justificadas, puesto que conocíamos el precio de la medida, ya que hoy día, y no les quito la razón a los que se oponen a ella, el número de los que piensan de esa forma crece y crece... de lo cual realmente me alegro, puesto que compartimos, y por razones profundas, el aborrecimiento a la pena capital".
No obstante, tras este alegato contra la pena de muerte que aplica su propio régimen, Castro explica en pocas palabras las causas del fusilamiento de los tres disidentes. A su juicio, fue una “cuestión de vida o muerte”, porque “la mafia terrorista de Miami, en combinación con la extrema derecha” de Washington, "se proponían, y aún se proponen, crear una grave crisis que podría conducir a una confrontación armadas entre EEUU y Cuba”. Varios funcionarios cubanos han señalado que la Casa Blanca impulsa actos de “conspiración y sabotaje” contra La Habana, utilizando a “ingenuos disidentes”.
Los tres disidentes que secuestraron la lancha de pasajeros fueron fusilados diez días después del secuestro, tras haber sido condenados a pena de muerte en juicios sumarísimos. Otras cuatro personas fueron condenadas a cadena perpetua, otra a treinta años de prisión y tres más recibieron condenas de entre cinco y dos años. Las sentencias fueron ratificadas por el Tribunal Supremo de Cuba y analizadas por el Consejo de Estado, que las encontró "absolutamente justas". Estas ejecuciones se suman a la ola de represión que viene sufriendo el pueblo cubano y que se ha incrementado desde el pasado 18 de marzo, cuando Castro detuvo a cerca de ochenta disidentes, periodistas independientes y activistas de derechos humanos, acusados de "conspiración" con EEUU y actos contra la integridad e independencia del Estado.
Castro contra Menem, el "caballerito"
En la misma entrevista, Castro afirma que el ex mandatario argentino Carlos Saúl Menem, a quien se refiere como el “caballerito”, no tiene ni la más remota posibilidad de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, a celebrarse el próximo 18 de mayo. En su opinión, "sería sin duda mucho mejor (una Cuba así) que la Argentina que Menem destrozó y cuenta hoy con miles de niños que mueren de hambre y sesenta por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza". En este sentido, destacó que "en Cuba, ni un solo niño se muere de hambre, la mortalidad infantil es la más baja de América Latina y las perspectivas de vida alcanzarán 80 años, con casi cero de desempleo".
El dictador también se refirió a sus relaciones políticas y personales con Menem, cuando este último fue presidente de Argentina (1989-1999). "Cuando nos sentábamos en algún acto o en algunas de esas terribles cumbres, en que tuve el martirio de sentarme cerca de él, siempre (él estaba) bien vestidito, con la última moda, corbata y pañuelo del mismo color, corte no sé si inglés o francés, me juraba el orgullo de su amistad y me hablaba de los excelentes vinos de su finca", contó el líder cubano al diario argentino. En ese amistoso intercambio de "puros" y "vino", añadió Castro, "tuve la oportunidad de descorchar y disfrutar de uno de los vinos más exquisitos del mundo".
Más información:
Página/12: Entrevista a Castro (12-05-2003)
Castro señala que, para su régimen y para los miembros del Consejo de Estado cubano, fue “verdaderamente doloroso” romper con la moratoria que duraba ya casi tres años para la aplicación de la pena de muerte. Sin embargo, subraya que la medida se aplicó “por causas absolutamente justificadas, puesto que conocíamos el precio de la medida, ya que hoy día, y no les quito la razón a los que se oponen a ella, el número de los que piensan de esa forma crece y crece... de lo cual realmente me alegro, puesto que compartimos, y por razones profundas, el aborrecimiento a la pena capital".
No obstante, tras este alegato contra la pena de muerte que aplica su propio régimen, Castro explica en pocas palabras las causas del fusilamiento de los tres disidentes. A su juicio, fue una “cuestión de vida o muerte”, porque “la mafia terrorista de Miami, en combinación con la extrema derecha” de Washington, "se proponían, y aún se proponen, crear una grave crisis que podría conducir a una confrontación armadas entre EEUU y Cuba”. Varios funcionarios cubanos han señalado que la Casa Blanca impulsa actos de “conspiración y sabotaje” contra La Habana, utilizando a “ingenuos disidentes”.
Los tres disidentes que secuestraron la lancha de pasajeros fueron fusilados diez días después del secuestro, tras haber sido condenados a pena de muerte en juicios sumarísimos. Otras cuatro personas fueron condenadas a cadena perpetua, otra a treinta años de prisión y tres más recibieron condenas de entre cinco y dos años. Las sentencias fueron ratificadas por el Tribunal Supremo de Cuba y analizadas por el Consejo de Estado, que las encontró "absolutamente justas". Estas ejecuciones se suman a la ola de represión que viene sufriendo el pueblo cubano y que se ha incrementado desde el pasado 18 de marzo, cuando Castro detuvo a cerca de ochenta disidentes, periodistas independientes y activistas de derechos humanos, acusados de "conspiración" con EEUU y actos contra la integridad e independencia del Estado.
Castro contra Menem, el "caballerito"
En la misma entrevista, Castro afirma que el ex mandatario argentino Carlos Saúl Menem, a quien se refiere como el “caballerito”, no tiene ni la más remota posibilidad de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, a celebrarse el próximo 18 de mayo. En su opinión, "sería sin duda mucho mejor (una Cuba así) que la Argentina que Menem destrozó y cuenta hoy con miles de niños que mueren de hambre y sesenta por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza". En este sentido, destacó que "en Cuba, ni un solo niño se muere de hambre, la mortalidad infantil es la más baja de América Latina y las perspectivas de vida alcanzarán 80 años, con casi cero de desempleo".
El dictador también se refirió a sus relaciones políticas y personales con Menem, cuando este último fue presidente de Argentina (1989-1999). "Cuando nos sentábamos en algún acto o en algunas de esas terribles cumbres, en que tuve el martirio de sentarme cerca de él, siempre (él estaba) bien vestidito, con la última moda, corbata y pañuelo del mismo color, corte no sé si inglés o francés, me juraba el orgullo de su amistad y me hablaba de los excelentes vinos de su finca", contó el líder cubano al diario argentino. En ese amistoso intercambio de "puros" y "vino", añadió Castro, "tuve la oportunidad de descorchar y disfrutar de uno de los vinos más exquisitos del mundo".
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Página/12: Entrevista a Castro (12-05-2003)