LD (Agencias) George Bush se trasladó a la ciudad de Dearborn, donde viven unas 300.000 personas de origen árabe, para celebrar el éxito de la operación militar y expresar el compromiso de su administración con un futuro "democrático, próspero y pacífico" para Irak. El acto se celebró el mismo día en el que el derrocado presidente iraquí, que se encuentra en paradero desconocido, cumple 66 años, aniversario que era una de las fiestas más señaladas en Irak. La jornada coincidió también con la reunión que celebraron en Bagdad cientos de representantes políticos y religiosos de Irak, bajo coordinación del general retirado estadounidense Jay Garner, para trabajar en la formación del futuro Gobierno interino iraquí.
En su intervención, Bush aseguró que el futuro Gobierno de Bagdad será un fiel reflejo de la variedad religiosa y nacional de Irak, con participación de "chiíes, suníes, kurdos, caldeos, asirios, turcomanos, cristianos y judíos". Su país, aclaró, no quiere “imponer su voluntad y su cultura. Irak debe ser democrático y será democrático”. Pese a su optimismo, advirtió de que "llevará tiempo recuperarse, porque la nación no sólo se está recuperando de semanas de conflicto, sino de décadas de represión" bajo Sadam Husein.
Bush expresó su confianza en superar pronto las condiciones precarias en las que viven la mayoría de los iraquíes, que atribuyó al régimen de Sadam Husein, y en ningún caso a las sanciones económicas impuestas a Bagdad tras la guerra del Golfo de 1991. Según la UNICEF, desde ese año la mortalidad infantil creció un 160 por ciento, 1 de cada 8 niños muere antes de alcanzar los cinco años y 1 de cada 4 menores de esa edad padece desnutrición. Bush se refirió de manera expresa a la malnutrición que sufren miles de niños y adultos, al escaso peso con el que nacen una cuarta parte de los bebés, y a la reducción a la mitad del número de hospitales que había en el país en los últimos doce años.
En su intervención, Bush aseguró que el futuro Gobierno de Bagdad será un fiel reflejo de la variedad religiosa y nacional de Irak, con participación de "chiíes, suníes, kurdos, caldeos, asirios, turcomanos, cristianos y judíos". Su país, aclaró, no quiere “imponer su voluntad y su cultura. Irak debe ser democrático y será democrático”. Pese a su optimismo, advirtió de que "llevará tiempo recuperarse, porque la nación no sólo se está recuperando de semanas de conflicto, sino de décadas de represión" bajo Sadam Husein.
Bush expresó su confianza en superar pronto las condiciones precarias en las que viven la mayoría de los iraquíes, que atribuyó al régimen de Sadam Husein, y en ningún caso a las sanciones económicas impuestas a Bagdad tras la guerra del Golfo de 1991. Según la UNICEF, desde ese año la mortalidad infantil creció un 160 por ciento, 1 de cada 8 niños muere antes de alcanzar los cinco años y 1 de cada 4 menores de esa edad padece desnutrición. Bush se refirió de manera expresa a la malnutrición que sufren miles de niños y adultos, al escaso peso con el que nacen una cuarta parte de los bebés, y a la reducción a la mitad del número de hospitales que había en el país en los últimos doce años.