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Bush descartó usar fuerzas militares contra Al Qaeda dentro del país

El presidente George W. Bush consideró en 2002, un año después del 11-S, enviar tropas a los suburbios de Buffalo, en el Estado de Nueva York, para capturar a supuestos terroristas, según informó el diario The New York Times.

El diario, que cita como fuente de su información a ex funcionarios del gobierno de Estados Unidos, señaló que "algunos asesores de Bush, incluido el vicepresidente Dick Cheney, argumentaron que el presidente tenía atribuciones para el uso de fuerzas militares dentro del país".

Esta situación se produjo tras los ataques terroristas a las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 donde murieron o hirieron a más de 3.000 personas. "En última instancia, Bush rechazó la propuesta de usar la fuerza militar", según el periódico.

La Constitución de Estados Unidos y las leyes restringen el uso de fuerzas militares federales en operaciones dentro del país, capturas, e incautaciones de propiedad.

La Cuarta Enmienda de la Constitución prohíbe "los allanamientos y capturas no razonables" sin causa probable, y la Ley Posse Comitatus, de 1878 prohíbe que las fuerzas militares federales actúen con las atribuciones policiales.

Según el periódico, en las discusiones Cheney "y otros" citaron un memorando del 23 de octubre de 2001 del Departamento de Justicia que, con una interpretación amplia de las atribuciones presidenciales,  argumentaba que el uso dentro del país de la fuerza militar contra Al Qaeda sería legal porque se producía por razones de seguridad nacional más que policiales.

"El presidente tiene amplia autoridad constitucional y legal para utilizar la fuerza militar contra terroristas internacionales o domésticos que operen dentro de Estados Unidos", señaló el memorando, según el diario.

Entre quienes se opusieron a ese empleo de la fuerza militar, según el Times, se cuentan la entonces consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice; el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) Robert Mueller, y Michael Chertoff quien era entonces jefe de la división criminal del Departamento de Justicia.

De acuerdo con el artículo, el gobierno de Bush nunca consultó sobre este asunto a los mandos militares.

Más tarde el presidente Bush ordenó que el FBI detuviera en Lackawanna, cerca de Buffalo, a un grupo de yemenies estadounidenses supuestamente vinculados a Al Qaeda y que habían sido vigilados.

Cinco hombres fueron arrestados allí en septiembre de 2002 y otro más fue detenido casi simultáneamente en Baharein. Los seis se declararon luego culpables de los cargos vinculados con terrorismo.

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