L D (EFE) El presidente norteamericano George W. Bush recordó que desde la batalla que empezó hace 60 años, Estados Unidos y Francia se convirtieron en "aliados inseparables, en socios fiables en la causa por la paz" y esta asociación "aún se necesita hoy día".
Esta fue la única referencia al presente en un discurso que estuvo centrado en los acontecimientos de hace 60 años, sin alusiones veladas a los conflictos actuales y con numerosas evocaciones de los destinos personales de los combatientes del "D Day" y de su calvario. La única mención de un acontecimiento actual fue el homenaje que hizo al presidente que representó a EEUU en las ceremonias de hace 20 años, un hombre "que también era valiente" y "un líder de la causa de la libertad", Ronald Reagan. Estos elogios al ex presidente fallecido fueron acogidos por un fuerte aplauso.
Bush abrió el discurso en el mayor cementerio militar estadounidense de Normandía, que domina la playa de Omaha, donde hubo el mayor número de caídos, diciendo que las generaciones futuras "recordarán lo que ocurrió aquí". La empresa lanzada el 6 de junio de 1944 no era una misión cualquiera, el presidente de entonces Franklin Roosevelt no la anunció con un discurso, sino con una oración en la que advirtió que la batalla que se avecinaba "sacudiría las almas de los hombres por su violencia", contó Bush.
Pasó a evocar el sufrimiento particular de algunos veteranos que sintieron al pisar la playa abierta, donde se encontraban a descubierto ante los búnkers alemanes desde los que partían ráfagas de balas, que habían "llegado al infierno". "Sólo quienes cruzaron (el canal) aquel día saben lo que fue" y muchos han pasado desde entonces sus vidas recordando imágenes que "preferirían olvidar". Pero la operación, que empezó cuando los soldados alemanes vieron con sus catalejos avanzar "la mayor Armada jamás vista", fue desde un principio una empresa destinada al éxito, añadió el líder estadounidense.
En esa misión, en la que cada soldado tenía un objetivo que alcanzar, un cometido que cumplir, "todo estaba previsto, menos el fracaso". "El mundo entendió inmediatamente la inmensidad del momento", añadió Bush, que recordó que el rey Jorge de Inglaterra comentó que "hasta ahora luchábamos por sobrevivir, ahora por ganar", que los nazis, comprendiendo la gravedad de la situación, amenazaron de muerte a quien encubriera a aliados y que en Ámsterdam "Anne Frank empezó a creer en un milagro".
Acabó con un homenaje a los muertos y a los supervivientes de la batalla, muchos de los cuales se encuentran aquí ahora y que entonces formaron parte de un grupo de hombres que "estaban en los años más prometedores de sus jóvenes vidas" y que se presentaron como voluntarios cuando se trató de combatir el fascismo. "Lo hicieron y ustedes lo hicieron", dijo Bush dirigiéndose a los soldados "que nunca abandonaron estas tierras" y a los que siguieron viviendo y ahora visitan el cementerio "buscando el nombre de un camarada".
Esta fue la única referencia al presente en un discurso que estuvo centrado en los acontecimientos de hace 60 años, sin alusiones veladas a los conflictos actuales y con numerosas evocaciones de los destinos personales de los combatientes del "D Day" y de su calvario. La única mención de un acontecimiento actual fue el homenaje que hizo al presidente que representó a EEUU en las ceremonias de hace 20 años, un hombre "que también era valiente" y "un líder de la causa de la libertad", Ronald Reagan. Estos elogios al ex presidente fallecido fueron acogidos por un fuerte aplauso.
Bush abrió el discurso en el mayor cementerio militar estadounidense de Normandía, que domina la playa de Omaha, donde hubo el mayor número de caídos, diciendo que las generaciones futuras "recordarán lo que ocurrió aquí". La empresa lanzada el 6 de junio de 1944 no era una misión cualquiera, el presidente de entonces Franklin Roosevelt no la anunció con un discurso, sino con una oración en la que advirtió que la batalla que se avecinaba "sacudiría las almas de los hombres por su violencia", contó Bush.
Pasó a evocar el sufrimiento particular de algunos veteranos que sintieron al pisar la playa abierta, donde se encontraban a descubierto ante los búnkers alemanes desde los que partían ráfagas de balas, que habían "llegado al infierno". "Sólo quienes cruzaron (el canal) aquel día saben lo que fue" y muchos han pasado desde entonces sus vidas recordando imágenes que "preferirían olvidar". Pero la operación, que empezó cuando los soldados alemanes vieron con sus catalejos avanzar "la mayor Armada jamás vista", fue desde un principio una empresa destinada al éxito, añadió el líder estadounidense.
En esa misión, en la que cada soldado tenía un objetivo que alcanzar, un cometido que cumplir, "todo estaba previsto, menos el fracaso". "El mundo entendió inmediatamente la inmensidad del momento", añadió Bush, que recordó que el rey Jorge de Inglaterra comentó que "hasta ahora luchábamos por sobrevivir, ahora por ganar", que los nazis, comprendiendo la gravedad de la situación, amenazaron de muerte a quien encubriera a aliados y que en Ámsterdam "Anne Frank empezó a creer en un milagro".
Acabó con un homenaje a los muertos y a los supervivientes de la batalla, muchos de los cuales se encuentran aquí ahora y que entonces formaron parte de un grupo de hombres que "estaban en los años más prometedores de sus jóvenes vidas" y que se presentaron como voluntarios cuando se trató de combatir el fascismo. "Lo hicieron y ustedes lo hicieron", dijo Bush dirigiéndose a los soldados "que nunca abandonaron estas tierras" y a los que siguieron viviendo y ahora visitan el cementerio "buscando el nombre de un camarada".