L D (EFE) La nueva orden exige que "cualquier programa de interrogatorio de la CIA que salga adelante acate la ley en todo lo relacionado con todos los estatutos federales relevantes, incluida la prohibición de trato degradante, cruel e inhumano o castigos" mencionados en la Ley sobre Detenidos de 2005, la prohibición federal de tortura y la Ley de Crímenes de Guerra.
El decreto prohíbe "actos de violencia lo suficientemente serios como para ser comparados a un asesinato, tortura, mutilación, así como trato inhumano y cruel".
En suma, la orden, difundida por la Casa Blanca, subraya que veta "actos realizados con premeditación, humillantes o degradantes para el individuo de una manera tal que cualquier persona razonable, teniendo en cuenta las circunstancias, juzgaría los actos como más allá de la decencia humana".
La orden firmada por el presidente Bush también establece que se prohíban actos que se burlen de las creencias religiosas de los detenidos.
La medida establece los requisitos específicos para la detención e interrogatorio de los detenidos, que dan a los empleados de la Agencia Central de Información (CIA) nuevas protecciones legales contra querellas por malos tratos.
El decreto se emite casi diez meses después de que el titular de la Casa Blanca suspendiera el uso de prisiones clandestinas en terceros países y llevara a la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba) a individuos detenidos como supuestos terroristas.
La orden ejecutiva firmada el viernes es el resultado de una ley suscrita en octubre, tras una negociación con el Congreso, por la que se permitía la creación de tribunales militares para sospechosos de terrorismo, eliminaba algunos de los derechos de los que disponen los reos bajo la ley estadounidense y autorizaba interrogatorios duros.
El Tribunal Supremo de EEUU había acordado en junio de 2006 que juzgar a los detenidos en tribunales militares violaba la ley estadounidense e internacional, por lo que Bush instó al Congreso a que cambiara la ley para que autorizara a usar métodos de interrogatorio más duros.
El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, recordó el viernes que Bush explicó en aquel entonces cómo los programas de interrogatorio de la CIA habían "logrado salvar vidas y prevenir ataques".
Desde el comienzo de la "guerra contra el terror" el Gobierno estadounidense calificaba a los presuntos terroristas como "combatientes enemigos", e indicaba que no les correspondían las protecciones de la Convención de Ginebra, dado que no eran miembros de organizaciones militares formales.
El decreto de este viernes especifica que la interpretación del artículo 3 de la Convención de Ginebra, que se refiere al tratamiento de los presos, "se aplica al programa de detención e interrogatorios de la CIA".
Dicho programa tiene como propósito "interrogar a terroristas de Al Qaeda detenidos que tengan información sobre planes de ataques o el paradero de los jefes del grupo", señala.