"Estamos exactamente en el mismo camino". Éstas fueron las palabras del primer ministro británico, Gordon Brown, para acallar las voces que apuntaban un supuesto desmarque del jefe del Gobierno británico respecto a la política exterior estadounidense. En la primera rueda de prensa mensual en su residencia oficial en Downing Street tras el regreso del descanso estival, también negó que el repliegue de su cuartel general de la ciudad de Basora suponga una retirada prematura de Irak.
"Continuaremos cumpliendo nuestras obligaciones con el pueblo iraquí, apoyando su democracia y cumpliendo nuestras obligaciones con la comunidad internacional", subrayó.
Los aproximadamente 550 soldados de esa base, situada en un antiguo palacio de Sadam Husein, se reagruparon con los otros 5.000 militares británicos en el aeropuerto de Basora, a unos veinte kilómetros al oeste de la ciudad.
"Lo que pasó ayer en Basora fue una operación planeada y organizada con antelación. Se anunció hace meses y pretendíamos hacerlo", añadió Brown, que insistió en el objetivo británico de ir asumiendo una labor de "supervisión".
"El objetivo último de nuestra política ha sido transferir la responsabilidad de nuestras tropas a las fuerzas de seguridad iraquíes", indicó, pero precisó que "eso no ha ocurrido aún en Basora".
"Tendremos que tomar una nueva decisión cuando sea adecuado sobre si pasamos de una posición de combate a una posición de supervisión en Basora. Esa decisión se adoptará conjuntamente con nuestro aliados y, por supuesto, con el Gobierno iraquí", añadió.
Para el primer ministro británico, el "nivel de violencia en Basora se ha reducido" en las últimas semanas y el hecho de que el repliegue del palacio de Basora se llevara a cabo de una manera "ordenada" era un reflejo de la mejora de la seguridad en el área, lo que permite el trabajo de reconstrucción económica.
Bush, que visitó este lunes por sorpresa Irak, anunció tras abandonar ese país una posible reducción de las tropas estadounidenses desplegadas en el país árabe.