L D (EFE) Blair, tras reunirse con Ahern en su residencia oficial de Downing Street, anunció que "las elecciones a la Asamblea, previstas para el 7 de marzo, son un aparte integral del proceso y el calendario acordado (el pasado noviembre) en Saint Andrews (Escocia)". Blair y Ahern se entrevistaron para analizar el proceso de paz norirlandés después de que el pasado domingo el Sinn Fein reconociera, por primera vez en su historia, la autoridad de la Policía (PSNI) y la Justicia norirlandesas.
Tras ese gesto, exigido por el mayoritario y radical Partido Democrático Unionista del Ulster (DUP), Londres y Dublín confían en que se cumpla el calendario fijado el año pasado en el acuerdo de Saint Andrews, que establece la celebración de elecciones legislativas el próximo 7 de marzo como paso previo a la restauración de la autonomía en Irlanda del Norte el 26 de ese mes.
No obstante, Blair y Ahern advirtieron de que si "los partidos no cumplen sus compromisos del acuerdo de Saint Andrews", el Gobierno británico podría decidir cancelar los comicios y, en ese caso, suspendería, además, la Asamblea norirlandesa indefinidamente. Londres y Dublín pasarían entonces a aplicar el llamado "Plan B", que contempla una mayor implicación del Ejecutivo irlandés en los asuntos del Ulster, una opción especialmente aborrecida por los unionistas.
Tras ese gesto, exigido por el mayoritario y radical Partido Democrático Unionista del Ulster (DUP), Londres y Dublín confían en que se cumpla el calendario fijado el año pasado en el acuerdo de Saint Andrews, que establece la celebración de elecciones legislativas el próximo 7 de marzo como paso previo a la restauración de la autonomía en Irlanda del Norte el 26 de ese mes.
No obstante, Blair y Ahern advirtieron de que si "los partidos no cumplen sus compromisos del acuerdo de Saint Andrews", el Gobierno británico podría decidir cancelar los comicios y, en ese caso, suspendería, además, la Asamblea norirlandesa indefinidamente. Londres y Dublín pasarían entonces a aplicar el llamado "Plan B", que contempla una mayor implicación del Ejecutivo irlandés en los asuntos del Ulster, una opción especialmente aborrecida por los unionistas.