L D (EFE) En una declaración de urgencia ante el Parlamento, el ministro británico de Interior, David Blunkett, anunció que Blair ha ordenado una investigación a la Comisión de Seguridad, que deberá emitir su dictamen antes de fin de año.
Blunkett admitió que hay razones para estar preocupados y que hay "lecciones que aprender", pero aseguró que en ningún momento la Reina o el presidente de Estados Unidos llegaron a estar en peligro.
Blunkett admitió que hay razones para estar preocupados y que hay "lecciones que aprender", pero aseguró que en ningún momento la Reina o el presidente de Estados Unidos llegaron a estar en peligro.
Ryan Parry, el criado periodista
La decisión se produce poco después de que el propio Palacio de Buckingham haya abierto una investigación urgente tras publicarse una información en el tabloide Daily Mirror. El rotativo asegura, en un reportaje de quince páginas, que su periodista Ryan Parry trabajó como criado para la Reina Isabel II durante dos meses pese a haber presentado referencias falsas.
El periodista abandonó el palacio el martes por la noche, poco después de que llegara Bush al Reino Unido, precisamente para alojarse en Buckingham. Estaba previsto que el reportero, dentro de las funciones que tenía asignadas como criado del Palacio, sirviese el desayuno este mismo miércoles por la mañana a la consejera de Seguridad Nacional de EEUU, Condoleezza Rice, y al secretario norteamericano de Estado, Colin Powell.
Parry "no representó un riesgo"
El ministro británico de Interior, David Blunkett, ha defendido que, mientras Parry trabajó como criado, fue registrado "de forma robusta y correcta" cuando accedía al palacio. "Aunque es un asunto que nos causa una gran preocupación, esa persona no representó un riesgo para el presidente o para la Reina", aseguró el ministro de Interior. Pero Blunkett admitió que el proceso debe ser revisado porque "se han demostrado lagunas" y dijo que las revisiones realizadas a Parry para conocer su currículum profesional no fueron suficientes.
Este bochornoso fallo de seguridad se ha conocido el mismo día en que el presidente de EEUU inicia una visita de Estado de tres días al Reino Unido, rodeada de la mayor vigilancia policial de la historia en Londres, con 14.000 agentes en las calles.