LD (Agencias) Tras reunirse en Londres con el presidente portugués José Manuel Durao Barroso, Tony Blair prometió que trabajará "día y noche" para conseguir un acuerdo en la ONU que permita una nueva resolución que autorice el uso de la fuerza contra Irak. Sin embargo, advirtió, refiriéndose a Rusia y Francia, que quien utilice su derecho a veto en el Consejo de Seguridad sólo estaría ayudando a que el dictador iraquí “se escape”. Asimismo, opinó que “es muy peligrosa” la actitud de aquellos países que pretenden separar a Europa de EEUU, "una alianza que nos ha sido muy útil durante más de medio siglo".
El jefe del Gobierno británico reconoció que "se estaría, obviamente, ante una posición muy difícil si Francia u otro país dice que va a vetar sea lo que fuere. Porque cuando aprobamos la resolución 1.441 y pedimos el desarme y la cooperación plena de Irak con los inspectores, todos -incluido Francia y Rusia- aceptamos que la cooperación no había sido completa". Blair insistió: "Tenemos que mantener nuestra posición. Confío en que no hablemos de vetos... sino que busquemos un denominador común que nos permita salir adelante".
Tony Blair necesita desesperadamente una segunda resolución si quiere evitar más tensiones en el Partido Laborista y en el seno del propio Gobierno. Hasta la fecha, la ministra para la Cooperación Internacional, Clare Short, ha adelantado que dimitirá de su puesto si el Reino Unido entra en guerra sin mandato expreso de la ONU. Por esta misma circunstancia, cinco diputados laboristas han prometido abandonar sus puestos como asesores de miembros del Gobierno. También ha dimitido ya uno de la oposición "tory" de su responsabilidad como subjefe del grupo parlamentario conservador. Los analistas políticos calculan que hasta doscientos de los 410 diputados laboristas votarían en los Comunes contra el Gobierno si tuvieran que pronunciarse otra vez sobre la guerra en Irak.
El jefe del Gobierno británico reconoció que "se estaría, obviamente, ante una posición muy difícil si Francia u otro país dice que va a vetar sea lo que fuere. Porque cuando aprobamos la resolución 1.441 y pedimos el desarme y la cooperación plena de Irak con los inspectores, todos -incluido Francia y Rusia- aceptamos que la cooperación no había sido completa". Blair insistió: "Tenemos que mantener nuestra posición. Confío en que no hablemos de vetos... sino que busquemos un denominador común que nos permita salir adelante".
Tony Blair necesita desesperadamente una segunda resolución si quiere evitar más tensiones en el Partido Laborista y en el seno del propio Gobierno. Hasta la fecha, la ministra para la Cooperación Internacional, Clare Short, ha adelantado que dimitirá de su puesto si el Reino Unido entra en guerra sin mandato expreso de la ONU. Por esta misma circunstancia, cinco diputados laboristas han prometido abandonar sus puestos como asesores de miembros del Gobierno. También ha dimitido ya uno de la oposición "tory" de su responsabilidad como subjefe del grupo parlamentario conservador. Los analistas políticos calculan que hasta doscientos de los 410 diputados laboristas votarían en los Comunes contra el Gobierno si tuvieran que pronunciarse otra vez sobre la guerra en Irak.