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Blair anuncia que los europeos del Este tendrán que "trabajar o marcharse" del Reino Unido

Los ciudadanos de los países de Europa del Este que el próximo mayo ingresarán en la Unión Europea "serán expulsados" del Reino Unido si no logran encontrar empleo en este país, según ha advertido el primer ministro británico, Tony Blair, en declaraciones a una emisora regional de la BBC. Blair ha dicho que "si no pueden mantenerse, se les echará del país", para prevenir posibles abusos del estado del bienestar.

L D (EFE) El 1 de mayo ingresarán en la Unión Europea, Chipre, Malta, Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Letonia y Eslovenia.

El Gobierno británico ha previsto medidas laborales restrictivas sólo para los ciudadanos de los países ex comunistas –lo que excluye a chipriotas y malteses–, por la situación desfavorable de su economía.

En resumen: "Trabajar o marcharse"

El Reino Unido e Irlanda son de momento los únicos dos países de la Unión Europea que permitirán trabajar a los ciudadanos de esas naciones, aunque, en el caso británico, con condiciones claras. Con la frase "trabajar o marcharse" resumió Blair su política migratoria, que más tarde detalló su ministro del Interior, David Blunkett, ante la Cámara de los Comunes.

Blunkett explicó que el Reino Unido recibirá gustoso a aquellos inmigrantes que llenen un vacío en el mercado laboral, pero hará lo posible por evitar el "turismo de subsidios". "Las personas de los nuevos países de la Unión Europea que vengan aquí pero no trabajen no podrán percibir subsidios", subrayó el ministro. Sin embargo, hay huecos en el mercado laboral británico que hay que llenar, "desde fontaneros a pediatras".

Blunkett lo explica con detalle

Las nuevas medidas, acordadas el martes pasado en una reunión que Blair celebró con Blunkett y el ministro de Exteriores, Jack Straw, incluyen la introducción de un certificado de trabajo y restringen el acceso de los recién llegados a los subsidios. Los inmigrantes de los países del Este deberán marcharse del Reino Unido si no encuentran trabajo, explicó el ministro del Interior a los diputados.
 
Según Blunkett, "durante dos años, tal vez más, les pediremos que se mantengan a sí mismos. Si no lo logran, perderán su derecho de residencia y tendrán que regresar a sus países". Los inmigrantes deberán inscribirse en un registro de empleo, que expedirá unos certificados en sustitución de los permisos de trabajo actuales. "Su derecho al trabajo dependerá de que posean este certificado", que será exigido por las empresas, indicó.
 
"Rechazamos a los que exploten nuestra hospitalidad"
 
El Gobierno ha propuesto estas medidas ante el temor de sectores de la sociedad británica de que los nacionales de la Europa ampliada vengan al Reino Unido a abusar de su Estado del bienestar. "Damos la bienvenida, como hemos hecho a lo largo de los siglos, a todos los que vengan a nuestro país a trabajar, a contribuir y a ser parte de nuestra sociedad –recalcó Blunkett–. Pero rechazamos a quienes, sean de donde sean, exploten nuestra hospitalidad".

Según Blunkett, los nuevos controles favorecerán el trabajo legal e impedirán que los inmigrantes se sumerjan en una "sub-economía". Además, las medidas podrán ser retiradas o modificadas si se comprueba que tienen un efecto "desestabilizador" en el mercado laboral. "Si el registro indica un desequilibrio en el mercado laboral, re-impondremos restricciones", aclaró.

Las críticas de la oposición

El portavoz del Partido Conservador, David Davies, criticó las propuestas del Gobierno porque son "burocráticas". Lo mejor para controlar la inmigración, agregó, son los permisos de trabajo, que Blunkett desestimó porque fomentan el trabajo ilegal, según dijo. El portavoz liberal demócrata, Mark Oaten, dijo que la política migratoria debería decidirse seis meses después de la ampliación de la UE, y no en reacción a las previsiones catastrofistas de la prensa sensacionalista británica.

Algunos periódicos han pronosticado una gran ola migratoria de ciudadanos de la Europa del Este, aunque las cifras oficiales del Instituto de Investigación de Políticas Públicas (IPRR, en inglés) apuntan a que sólo llegarán al Reino Unido, en los próximos años, cerca de 16.000 inmigrantes de los nuevos países adheridos.

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