Berlusconi arremete ahora contra la Justicia italiana por actuar para perjudicarle políticamente
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, lanzó este jueves un violento ataque contra los jueces de Milán a los que acusó de hacer un uso político de la Justicia en su contra para perjudicarle en plena campaña electoral. A tres días de las elecciones generales del domingo, Berlusconi presentó unos documentos que, según dijo, prueban que no tiene nada que ver con unos pagos realizados al abogado británico David Mills, por los que la Fiscalía de Milán pidió el pasado marzo su envío a juicio por corrupción en acto judicial.
Los documentos prueban "más allá de toda duda" que la suma pagada a Mills procedía del armador Diego Attanasio, dijo Berlusconi, quien aseguró que esos papeles están depositados desde 1997 en el banco Meespierson.
A la fiscalía le habría bastado realizar una rogatoria a Bahamas "para evitar un proceso en mi contra", pero aunque sus abogados lo pidieron, esta instancia judicial se negó a hacerlo, explicó. "Es una infamia, una infamia", que haya funcionarios del Estado, "pagados con dinero público, que traman contra el primer ministro" y que usan esos medios para "convencer a los ciudadanos de que elijan a otro durante la campaña electoral", dijo alzando cada vez más el tono y los ademanes.
Tras calificar de "indignos" a esos jueces, aseguró que él continúa en "la batalla por mi libertad, la de mi familia, mis colaboradores y todos los ciudadanos". Además, arremetió contra los grandes diarios italianos, que ya han sido objeto de sus iras en varias ocasiones durante la campaña, de los que dijo que en este caso "han actuado en acuerdo con la Fiscalía de Milán".
El primer ministro, durante una entrevista previa con el canal privado de televisión Sky TG24, se mostró seguro de la victoria de sus coalición de centroderecha "Casa de las Libertades" en las elecciones generales. Sin embargo, indicó que si por un casual saliese derrotado no se rendirá "jamás a esta izquierda", que "nos deberá rendir cuentas en el Parlamento".
La ley electoral italiana prohíbe desde el pasado día 25 la publicación de sondeos electorales, aunque se pueden realizar, pero los últimos anteriores a esa fecha daban a la coalición de centroizquierda "la Unión" una ventaja de entre 3,5 y 5 puntos.
Ambos líderes llevan semanas liados en un cruce de acusaciones, pues mientras Berlusconi asegura que la Unión subirá los impuestos para financiar algunas de sus promesas electorales, Prodi lo niega y acusa al primer ministro de poner en su boca cosas que él no ha dicho. Prodi indicó que la filosofía de la política fiscal de su formación no es combatir la riqueza sino la pobreza y acusó al centroderecha de crear "una alarma injustificada con sus afirmaciones".
El líder de la Unión contestó este viernes al primer ministro, después de que éste pidiese ayer los católicos que "se lo piensen bien" antes de votar a la Unión. La fe y los valores son cosas "demasiado importante para ser instrumentalizadas" en una campaña electoral, indicó Prodi.
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