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Benaisa justifica la dimisión de Baker por la presión de la diplomacia marroquí

La dimisión de James Baker como enviado personal para el Sahara Occidental del secretario general de la ONU, Kofi Annan, "es el resultado de la tenacidad de la diplomacia marroquí", sostiene el ministro marroquí de Exteriores, Mohamed Benaisa.

L D (EFE) En declaraciones a la agencia MAP, Benaisa declaró que "la dimisión de Baker es el resultado de la tenacidad de la diplomacia marroquí y de su rechazo de algunos principios que atentan contra la integridad territorial de Marruecos y su soberanía sobre todo su territorio". El ministro marroquí criticó "algunas partes que propagan acusaciones sobre la eficacia de la diplomacia de Marruecos" y añadió que "el conflicto del Sahara Occidental es la primera causa de Marruecos y de los marroquíes y en fondo es un conflicto entre nuestro país y Argelia y debe ser solucionado entre dos países hermanos".

Benaisa saludó el esfuerzo "loable y sincero desplegado por el ex secretario de Estado norteamericano, James Baker, para solucionar el conflicto del Sahara marroquí, sabiendo que es un conflicto delicado y complejo". Baker ha intentado sin éxito poner de acuerdo al Gobierno de Marruecos y a los independentistas del Frente Polisario para solucionar el conflicto sobre el Sahara Occidental.

En enero de 2003, Baker presentó el plan que lleva su nombre, que prevé la celebración de elecciones autonómicas en el plazo de un año y de un referéndum de autodeterminación a lo sumo en cinco, con el que se esperaba encontrar una salida al conflicto. El plan, que aceptó el Frente Polisario y también Argelia, fue rechazado por Marruecos, que se opone a cualquier iniciativa que pueda permitir la independencia del Sahara Occidental. La frustración que han generado las negociaciones sobre el Sahara fueron reflejadas en el último informe del secretario general al Consejo de Seguridad.

Annan consideraba que sólo había dos opciones, la primera de las cuales sería poner fin a la misión con el reconocimiento de que, después de trece años de esfuerzos y un gasto superior a los 600 millones de dólares, no se puede resolver el problema sin exigir a alguna de las partes que haga algo con lo que no está de acuerdo. La segunda era intentar nuevamente que Marruecos y el Frente Polisario trabajen para la aceptación y aplicación del plan de paz de Baker, posibilidad que respaldó el Consejo al prolongar el mandato de la Misión de la ONU para el Sahara Occidental (MINURSO).

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