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Basora se levanta contra el régimen de Sadam mientras los aliados se acercan a Bagdad

Avanzando por el suroeste, el Séptimo de Caballería está a las puertas de Bagdad, mientras los bombardeos ablandan las defensas y la 101 Aerotransportada, tras superar Nasiriya, se dirige a la capital por el este, frenada por una fuerte tormenta de arena. Las tropas británicas se preparan para tomar el centro de Basora, cuya mayoría chiíta se ha levantado contra Sadam.

(Libertad Digital) Parte de la población civil de Basora, ciudad del sur de Irak de mayoría chiíta, se ha sublevado contra el dictador iraquí, Sadam Husein, según informó la cadena de televisión británica Sky News. Las tropas iraquíes intentan sofocar la sublevación lanzado misiles de mortero contra la masa insurrecta. Según los militares británicos, esta sublevación habría servido a los aliados de base para iniciar una gran ofensiva, cuya primera acción fue el lanzamiento de una bomba contra el cuartel general del partido único Baas. Basora ha sido declarada “objetivo militar legítimo” por las fuerzas de la coalición, según Al Lockwood, portavoz del mando militar británico.

Este martes por la mañana, los soldados de la coalición habían recibido la orden de entrar en Basora para combatir en sus calles, cuerpo a cuerpo, a fin de garantizar un perímetro de seguridad que facilite la llegada de especialistas para que restablezcan el abastecimiento de luz y agua, ante la posibilidad de que se produzca una crisis humanitaria en esta ciudad, de millón y medio de habitantes, donde las temperaturas rondan ya los 40º centígrados. Muy cerca de allí, el puerto de Um-Qasar ha sido declarado “abierto y a salvo”, según Jim Dutton, comandante de los “marines” británicos que combatían a los focos de resistencia desde el pasado domingo. Según Dutton, es posible que, cuando concluya el desminado del puerto, dentro de 48 horas según dijo, llegarán los primeros buques con ayuda humanitaria a la zona.


Avance de las dos columnas de las tropas aliadas hacia Bagdad

Avance por el oeste y por el este

Mientras, el Ejército de la coalición se dirige en dos columnas rumbo a Bagdad. El Séptimo de Caballería avanza sin encontrar apenas resistencia y ya habría superado la ciudad de Kerbala, a unos 90 kilómetros de Bagdad. Sin embargo, una fuerte tormenta de arena dificulta su avance. En las próximas horas llegarán a las cercanías de Bagdad y se instalarán en un campamento provisional a la espera de que llegue el grueso de la tropa. Desde Kerbala, donde el Ejército estadounidense ha instalado una base aérea, los helicópteros “Apache” lanzan ataques incesantes contra el suroeste de Bagdad, donde se encuentran las defensas de la División “Medina” de la Guardia Republicana, el cuerpo más fiel a Sadam Husein, que cuenta con unos 30.000 hombres para proteger Bagdad en dos círculos concéntricos dibujados alrededor de la ciudad.

Al tiempo, los bombarderos de la coalición siguen destruyendo posiciones militares y gubernamentales en Bagdad. Para reducir la resistencia en el combate por la ciudad, la coalición anuncia 1.400 misiones aéreas en las próximas 24 horas. El Aeropuerto de la capital es uno de los objetivos básicos, además de los puestos de mando y control que sirven a la Guardia Republicana para comunicarse, aunque si los defensores de Bagdad dejan de recibir órdenes del mando iraquí, ya saben cuál es su trabajo: proteger la capital y, si los soldados aliados superan un límite concreto que la cadena de televisión CBS llama la “línea roja”, usar armas químicas y biológicas para detener su avance. Esta noticia, que ratifican distintas fuentes oficiales estadounidenses, es una preocupación real para los mandos aliados, que temen, no sin razón, que Sadam haya ordenado a la Guardia Republicana usar dichas armas para convertir Bagdad en una “ratonera”.

No obstante, el asedio de Bagdad no será en firme hasta, como poco, el próximo jueves, cuando lleguen a los alrededores de la capital los “marines” y el resto de cuerpos militares que, este martes por la mañana (hora española) lograron finalmente controlar Nasiriya, 375 kilómetros al sureste. Tras conquistar los puentes sobre el Éufrates y cruzarlo, no sin dificultades por la férrea defensa iraquí, esta segunda columna de la coalición ha iniciado su camino hacia Bagdad para abrir un segundo frente en el asedio a la capital por el sureste. Mientras, el Gobierno de Sadam Husein ha reconocido por primera vez que los aliados han tomado algunos puntos clave en el sur del país. De hecho, en un nuevo mensaje a la nación, transmitido por todas las emisoras de radio y televisión, el propio Sadam ha vuelto a pedir a los habitantes del sur que resistan al avance de la coalición.

Una guerra de duración indeterminada

Cuando los soldados de la columna del oeste y de la del este hayan llegado a las puertas de Bagdad, primero tendrán que asegurar una zona amplia para que puedan llegar los abastecimientos en aviones de carga, abriendo un puente aéreo desde las distintas bases aliadas que rodean Irak, sobre todo desde el sur, que carece ya de defensas antiaéreas. Sin embargo, el asedio a Bagdad no estará completo si los aliados no consiguen cerrar un frente por el norte de la capital, algo que parece aún más lejano porque, hasta el momento, sus ataques en esa zona se han limitado a bombardear Mosul y Kirkuk, mientras que la ciudad de Tikrit –donde nació Sadam Husein– apenas ha sufrido ataques y mantiene sus defensas casi intactas. Si los aliados pretenden entrar a Bagdad sólo por el sur y el este, dejarían además abierta una puerta de huida a los soldados iraquíes por el norte, permitiéndoles una salida natural hasta Tikrit, donde podrían establecer nuevos puestos defensivos.

Ante estos acontecimientos, George Bush ha vuelto a preparar a la opinión pública ante lo que podría ser una guerra más larga de lo esperado. En un breve acto celebrado en el Pentágono, Bush ha dicho que se estaban logrando "progresos estables" y que, aunque "no sabemos cuánto durará la guerra, sabemos cómo acabará". En Washington, el presidente de Estados Unidos ha anunciado oficialmente que ha pedido al Congreso un presupuesto extraordinario de 74.700 millones de dólares para financiar la guerra contra Irak.

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