L D (EFE) Durante su intervención en un seminario sobre "Una visión liberal de España y el mundo" de los cursos de verano de la Universidad Complutense, José María Aznar argumentó en contra de las políticas intervencionistas que no sólo crean más paro y disparan el gasto social, sino que coartan la capacidad de elección de los ciudadanos, y alertó contra la "apropiación partidaria" de las instituciones económicas reguladoras.
Frente a eso, el ex presidente defendió que las políticas de "libertad económica" producen mayores niveles de prosperidad que las propuestas intervencionistas de comunistas y socialistas. Y matizó que no sólo deben ser defendidas por sus superiores resultados, sino también por la "superioridad moral" de los principios en que se basan.
Aznar fue claro en su discurso: "Defiendo sin ambages la libertad de empresa frente a la injerencia del Estado, y defiendo también la superioridad del mercado frente a la planificación". Según su apuntó, el Estado debe servir para garantizar las libertades y derechos individuales, y prestar ciertos servicios públicos básicos, con lo que los impuestos deben ser "los mínimos imprescindibles".
No está ocurriendo esto en España con la política socialista de Zapatero. Fue entonces cuando advirtió que, para identificar a los "enemigos de la libertad" es preciso observar sus hechos y políticas, que suelen camuflar con argumentos "buenistas: de todo más y de todo gratis". Es así como "aunque no se diga, la presión fiscal ha subido notablemente en los dos últimos años, y los tres primeros presupuestos socialistas se van a traducir en un incremento del gasto público del 30 por ciento; es decir, un incremento de los impuestos, presentes o futuros, del 30 por ciento".