Sharón sufrió una hemorragia cerebral el 4 de enero de 2006, tras crear un nuevo partido, el centro-derechista Kadima, a partir del derechista Likud, la formación que lideraba y que hoy dirige su entonces mayor oponente interno, el primer ministro Benjamín Netanyahu.
Militar implacable, el jefe de Gobierno israelí entre 2001 y 2006 permanece en coma en el hospital de Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv, donde fue trasladado cincos meses después de la hemorragia tras ser sometido a ocho intervenciones quirúrgicas -entre ellas la extracción de parte del intestino- en el Hospital Hadassa de Ein Karem, cerca de Jerusalén.
Sin embargo, su legado aún sigue vivo, a tenor de los resultados de las elecciones que siguieron a su entrada en coma, con dos victorias del partido que creó, el centro-derechista Kadima, aunque en los últimos comicios, en febrero de 2009, quien se hizo con la jefatura de Gobierno fue Netanyahu, al formar un Ejecutivo de coalición.
Quien fuera portavoz de Sharon durante varios años, Raanan Gissin, considera que la actual "tragedia" es que "sus críticos más fieros, como Netanyahu, se han convertido en sus auténticos sucesores".
"Netanyahu no ha formado un Kadima, pero ha realineado su partido en el centro para permitirse tomar las decisiones que tiene tomar respecto al futuro de los palestinos", señaló Gissin a la edición de este lunes del diario The Jerusalem Post.
Por su parte, el ex viceprimer ministro Haim Ramon echa de menos a Sharon, pese a que reconoce que en ocasiones discrepaban. "A veces teníamos nuestros más y nuestros menos. En sus últimos años tomó decisiones muy importantes: derrotó la segunda Intifada, ordenó la retirada de Gaza, pese a las dificultades y su propia biografía, y encendió una bomba política", explicó al rotativo "Yediot Aharonot".
Yosi Sarid, ex ministro y líder del partido de izquierdas Meretz, se muestra mucho menos condescendiente: "El hecho de que esté en coma no cambia mi opinión sobre él. Realmente no puedo decir nada bueno de él. Sharon quizás es el padrino de los pecados en la política israelí, tanto en lo personal como en lo general. "En sus últimos días trató, a lo mejor por motivos que sólo él conoce de expiar sus culpas, pero sus pecados son demasiados graves", agregó.