L D (Nacho García Mostazo) Hans Blix ha confirmado que los inspectores han conseguido entrevistarse con siete científicos iraquíes sin que estuvieran presentes los sempiternos agentes del régimen de Sadam Husein, que suponen una amenaza para los expertos iraquíes –a cuyas familias tienen controladas– porque graban las conversaciones, o recuerdan lo dicho, para luego pasar la información al Ejército, que, curiosamente, siempre se adelanta a los inspectores de armas en un macabro juego desvelado por Colin Powell el pasado 5 de febrero ante el Consejo de Seguridad.
Pero a pesar de los aparentes avances, fuentes cercanas a Hans Blix han dicho que los inspectores de la ONU se sienten vigilados permanentemente por el régimen iraquí. Dicen que en Irak no hay habitaciones de hotel seguras y que los funcionarios del régimen dedicados presuntamente a colaborar con los inspectores suelen llevar grabadoras y transmisores. Las mismas fuentes aseguran que el enfado de Blix es monumental y que ni su jefe de inteligencia, James Corcoran (ex director del servicio canadiense de espionaje), sabe qué técnicas de contraespionaje aplicar para romper el cerco de los iraquíes, ya que están por todas partes.
Pero al margen de estas cuestiones, que podrían ser menores, Hans Blix podría dar una sorpresa este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Fuentes cercanas al funcionario sueco aseguran que ha preparado una lista con 26 puntos referidos al desarme sobre los que el régimen de Sadam Husein aún no ha informado a los inspectores. En la Secretaría de Estado de EEUU le restan importancia a este rumor aupado a noticia, porque al fin y al cabo es una copia exacta de lo que Colin Powell viene reiterando desde hace meses ante la ONU. Sin embargo, la cuestión es más relevante de lo que parece.
La suma de votos en el Consejo de Seguridad
Si Blix saca su lista, estará facilitándole el trabajo a EEUU, Reino Unido y España, los tres países que presentaron el nuevo proyecto de resolución que constata que Sadam sigue incumpliendo los mandatos de la ONU. Con ocho votos aparentemente seguros (EEUU, Reino Unido, España, Bulgaria, Pakistán, Angola, Camerún y Guinea Conakry), sólo falta que un país más se sume a la nueva resolución. En estos momentos, todas las miradas están puestas en Chile y México, los dos países que todavía no han fijado su posición definitiva.
El voto de México a favor de la postura de su vecino del norte parece actualmente descartado, ya que Vicente Fox tendría que asumir un importante desgaste político de puertas adentro. Como mucho, se podría decir que México, en este momento, opta por la abstención. Sin embargo, el sábado pasado, el ministro de Exteriores mexicano, Luis Ernesto Derbez, se reunió en Washington con el secretario de Estado, Colin Powell. No se sabe de qué hablaron y, además, el encuentro se mantuvo en secreto hasta este miércoles, cuando lo reconoció un portavoz oficial.
Mientras, en Chile están bastante molestos con el espionaje llevado a cabo por Estados Unidos contra sus funcionarios en la ONU, según desveló el diario The Observer . La embajada de Chile en Londres ha remitido un informe a Santiago donde confirma, tras hablar con el gobierno británico, las escuchas y el espionaje del correo electrónico. Al tiempo, fuentes cercanas al embajador chileno en la ONU mantienen su negativa y dicen que no apoyarán el texto de la resolución tal como está redactado, porque quieren que se añada una lista completa de incumplimientos y que se dé un plazo a Sadam Husein para informar detalladamente sobre su desarme.
Así pues, parece que en ese sentido están moviéndose los diplomáticos británicos y estadounidenses. Por un lado, Colin Powell ha viajado a Nueva York para reunirse con los representantes de México y Chile, parece ser que a solas y por separado, en la sede de la ONU. Mientras, funcionarios británicos retocan el texto de la propuesta de resolución para incluir la petición chilena –de modo que la famosa lista de 26 puntos de Hans Blix sería la clave– y añadir algo que habría pedido la Administración Bush: un ultimátum irreversible a Irak para que se desarme en 48-72 horas o afronte un ataque aliado.
China, Rusia y Francia, ¿vetar o no vetar?
Tras el acuerdo ratificado en París entre los ministros de Exteriores de Alemania, Rusia y Francia, a los que también se ha unido China, y a pesar de los titulares grandilocuentes de algunos diarios europeos, es muy probable que China, Rusia y Francia no veten la resolución propuesta por EEUU, Reino Unido y España, sobre todo con el nuevo texto elaborado por los funcionarios británicos, más flexible aunque también más contundente si incluye el ultimátum de Bush.
En el caso de China, este país está inmerso ahora mismo en el cambio de su cúpula dirigente –asunto mucho más importante para su consumo interno– y seguramente no vetará la resolución porque sus intereses económicos con EEUU son importantísimos, como ya mencionábamos en un análisis anterior. Rusia, por su parte, hace declaraciones altisonantes en Londres y París, pero estaría negociando bajo cuerda con la Administración Bush para garantizarse su hegemonía en Asia Central y, además, para que Occidente siga apoyando su propia “guerra contra el terrorismo” en Chechenia, un asunto muy delicado para el presidente Vladimir Putin.
Por último, está claro que Francia votará en contra para no degradar su postura de firmeza, pero lo del veto ya no está tan claro. En los próximos días tendrá que decidir su posición definitiva pero, mientras tanto, se limita a amagar y no menciona la palabra veto (como dicen fuentes de la Casa Blanca, no usa la “v-word”). A pesar de su aparente cohesión, Francia no confía en la firmeza de Rusia, ya que Putin –como dice el analista Florentino Portero en el diario ABC – es un “pragmático” ajeno a “la grandeur”. Si Rusia no veta, Francia podría quedarse sola en una situación muy difícil de digerir políticamente.
Además, el efecto de su veto serviría para erosionar gravemente la autoridad de la ONU, ya que el Consejo de Seguridad quedaría bloqueado, de modo que la gestión de la crisis de Irak quedaría fuera de las Naciones Unidas, como ya ocurrió en Kosovo. Así pues, con los funcionarios británicos cambiando el texto de la propuesta de resolución, que podría presentarse a los miembros del Consejo de Seguridad este mismo viernes, al término del discurso de Hans Blix para aprovechar el efecto de la presentación de su lista (si es que lo hace), la votación podría producirse el martes o el miércoles de la semana próxima
Desde el momento en que se celebre la votación, el ultimátum de dos-tres días empezará a correr, lo que significa que, pese al temor a equivocarnos, una fecha para el posible ataque a Irak podría situarse en el próximo jueves 13 de marzo o, como mucho, el viernes 14.
Pero a pesar de los aparentes avances, fuentes cercanas a Hans Blix han dicho que los inspectores de la ONU se sienten vigilados permanentemente por el régimen iraquí. Dicen que en Irak no hay habitaciones de hotel seguras y que los funcionarios del régimen dedicados presuntamente a colaborar con los inspectores suelen llevar grabadoras y transmisores. Las mismas fuentes aseguran que el enfado de Blix es monumental y que ni su jefe de inteligencia, James Corcoran (ex director del servicio canadiense de espionaje), sabe qué técnicas de contraespionaje aplicar para romper el cerco de los iraquíes, ya que están por todas partes.
Pero al margen de estas cuestiones, que podrían ser menores, Hans Blix podría dar una sorpresa este viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Fuentes cercanas al funcionario sueco aseguran que ha preparado una lista con 26 puntos referidos al desarme sobre los que el régimen de Sadam Husein aún no ha informado a los inspectores. En la Secretaría de Estado de EEUU le restan importancia a este rumor aupado a noticia, porque al fin y al cabo es una copia exacta de lo que Colin Powell viene reiterando desde hace meses ante la ONU. Sin embargo, la cuestión es más relevante de lo que parece.
La suma de votos en el Consejo de Seguridad
Si Blix saca su lista, estará facilitándole el trabajo a EEUU, Reino Unido y España, los tres países que presentaron el nuevo proyecto de resolución que constata que Sadam sigue incumpliendo los mandatos de la ONU. Con ocho votos aparentemente seguros (EEUU, Reino Unido, España, Bulgaria, Pakistán, Angola, Camerún y Guinea Conakry), sólo falta que un país más se sume a la nueva resolución. En estos momentos, todas las miradas están puestas en Chile y México, los dos países que todavía no han fijado su posición definitiva.
El voto de México a favor de la postura de su vecino del norte parece actualmente descartado, ya que Vicente Fox tendría que asumir un importante desgaste político de puertas adentro. Como mucho, se podría decir que México, en este momento, opta por la abstención. Sin embargo, el sábado pasado, el ministro de Exteriores mexicano, Luis Ernesto Derbez, se reunió en Washington con el secretario de Estado, Colin Powell. No se sabe de qué hablaron y, además, el encuentro se mantuvo en secreto hasta este miércoles, cuando lo reconoció un portavoz oficial.
Mientras, en Chile están bastante molestos con el espionaje llevado a cabo por Estados Unidos contra sus funcionarios en la ONU, según desveló el diario The Observer . La embajada de Chile en Londres ha remitido un informe a Santiago donde confirma, tras hablar con el gobierno británico, las escuchas y el espionaje del correo electrónico. Al tiempo, fuentes cercanas al embajador chileno en la ONU mantienen su negativa y dicen que no apoyarán el texto de la resolución tal como está redactado, porque quieren que se añada una lista completa de incumplimientos y que se dé un plazo a Sadam Husein para informar detalladamente sobre su desarme.
Así pues, parece que en ese sentido están moviéndose los diplomáticos británicos y estadounidenses. Por un lado, Colin Powell ha viajado a Nueva York para reunirse con los representantes de México y Chile, parece ser que a solas y por separado, en la sede de la ONU. Mientras, funcionarios británicos retocan el texto de la propuesta de resolución para incluir la petición chilena –de modo que la famosa lista de 26 puntos de Hans Blix sería la clave– y añadir algo que habría pedido la Administración Bush: un ultimátum irreversible a Irak para que se desarme en 48-72 horas o afronte un ataque aliado.
China, Rusia y Francia, ¿vetar o no vetar?
Tras el acuerdo ratificado en París entre los ministros de Exteriores de Alemania, Rusia y Francia, a los que también se ha unido China, y a pesar de los titulares grandilocuentes de algunos diarios europeos, es muy probable que China, Rusia y Francia no veten la resolución propuesta por EEUU, Reino Unido y España, sobre todo con el nuevo texto elaborado por los funcionarios británicos, más flexible aunque también más contundente si incluye el ultimátum de Bush.
En el caso de China, este país está inmerso ahora mismo en el cambio de su cúpula dirigente –asunto mucho más importante para su consumo interno– y seguramente no vetará la resolución porque sus intereses económicos con EEUU son importantísimos, como ya mencionábamos en un análisis anterior. Rusia, por su parte, hace declaraciones altisonantes en Londres y París, pero estaría negociando bajo cuerda con la Administración Bush para garantizarse su hegemonía en Asia Central y, además, para que Occidente siga apoyando su propia “guerra contra el terrorismo” en Chechenia, un asunto muy delicado para el presidente Vladimir Putin.
Por último, está claro que Francia votará en contra para no degradar su postura de firmeza, pero lo del veto ya no está tan claro. En los próximos días tendrá que decidir su posición definitiva pero, mientras tanto, se limita a amagar y no menciona la palabra veto (como dicen fuentes de la Casa Blanca, no usa la “v-word”). A pesar de su aparente cohesión, Francia no confía en la firmeza de Rusia, ya que Putin –como dice el analista Florentino Portero en el diario ABC – es un “pragmático” ajeno a “la grandeur”. Si Rusia no veta, Francia podría quedarse sola en una situación muy difícil de digerir políticamente.
Además, el efecto de su veto serviría para erosionar gravemente la autoridad de la ONU, ya que el Consejo de Seguridad quedaría bloqueado, de modo que la gestión de la crisis de Irak quedaría fuera de las Naciones Unidas, como ya ocurrió en Kosovo. Así pues, con los funcionarios británicos cambiando el texto de la propuesta de resolución, que podría presentarse a los miembros del Consejo de Seguridad este mismo viernes, al término del discurso de Hans Blix para aprovechar el efecto de la presentación de su lista (si es que lo hace), la votación podría producirse el martes o el miércoles de la semana próxima
Desde el momento en que se celebre la votación, el ultimátum de dos-tres días empezará a correr, lo que significa que, pese al temor a equivocarnos, una fecha para el posible ataque a Irak podría situarse en el próximo jueves 13 de marzo o, como mucho, el viernes 14.