(Libertad Digital) El jefe del Gobierno israelí en esa ocasión que los emisarios de Osama ben Laden actúan en los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, donde tienen "estrechos contactos" con la milicia terrorista libanesa de Hezbolá (Partido de Dios).
Encuentro en el Río de la Plata
Líderes terroristas de Al-Qaeda y del Hezbolá se reunieron en agosto de 2002 en la frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil, para planear atentados contra objetivos en Israel y EEUU. La nueva ofensiva terrorista, estaría coordinada por un hombre llamado “Imad Mugniyeh”.
La cadena de televisión estadounidenses CNN emitió un reportaje el once de noviembre de 2002 desde Ciudad del Este, Paraguay (zona en donde confluyen las fronteras con Argentina y Brasil), en el que informaba sobre una reunión entre líderes de las organizaciones terroristas de Al-Qaeda y Hezbolá. Fuentes de inteligencia aseguraron que el objetivo fue planificar atentados contra blancos estadounidenses e israelíes.
La reunión del Líbano, clave de los nuevos atentados
En el mes de marzo de 2002, la cadena ABC informó de un encuentro secreto registrado entre miembros de las organizaciones terroristas Al-Qaeda, Hamas y Hezbolá en Líbano. El objetivo era discutir tácticas y actividades conjuntas para la realización de atentados terroristas contra EEUU, Gran Bretaña u otros objetivos.
Especialistas en la materia dijeron que esa era la primera vez que la organización de Osama ben Laden se disponía a coordinar tácticas con otras agrupaciones con el objetivo de cometer atentados. Vince Cannistraro, ex jefe del departamento encargado de la lucha antiterrorista en la CIA, explicó que "esto sugiere un nuevo enfoque que es sorprendente y peligroso porque nunca antes han trabajado juntas".
Más de 250 muertos en los últimos atentados
La ola de atentados hasta finales de 2002 atribuidos a miembros de Al-Qaeda se iniciaron con el ataque a una sinagoga de Túnez donde murieron 19 personas, y con un conche-bomba en Karachi, Pakistán, en el que murieron trece personas, en su mayoría franceses. Después vinieron los ataques a soldados estadounidenses en Kuwait, la explosión en un petrolero francés en el Golfo Pérsico y las matanzas de turistas en Bali y los atentados contra intereses israelíes en Kenia.
El saldo de todos estos atentados es de cerca de 250 muertos, la mayoría occidentales. Mientras tanto, los terroristas de Hamas y la Yihad Islámica han seguido con sus atentados suicidas en Israel. Hezbolá, que opera desde el sur del Líbano, ha sido acusada del atentado de 1983 contra la embajada de EEUU en Beirut, en el que murieron 241 soldados estadounidenses mientras ha atacado a aviones israelíes fuera de la frontera del Líbano y en el entorno de las granjas de Chebaa.
La conexión asiática o la globalización de Al-Qaeda
La organización Yemaah Islamiya, aliada de Al-Qaeda en Indonesia, es la responsable de la matanza de 200 turistas occidentales en Bali y al menos 300 heridos. Ben Laden se mostró satisfecho por los ataques a soldados de EEUU en Kuwait y el atentado contra un petrolero francés en Yemen. Algunos responsables de la masacre del 11 de septiembre fueron recogidos por esta organización y ocultados en la vecina Malasia. El carácter poco jerarquizado del terrorismo islámico permite a los diversos grupos mantener una autonomía organizativa total pero conservando una misma identidad político-religiosa y colaborando tácticamente a todos los niveles, particularmente entrenando u ocultando a otros terroristas.
La banda de Abu Bakar Bassir (detenido) ha perpetrado numerosos atentados, el más grave contra un tren en Manila (Filipinas), que provocó 22 muertos. Planeó también un atentado en gran escala contra la embajada estadounidense en Singapur, que fue abortado a última hora por una espectacular redada contra los terroristas. La Yemaah Islamiya actúa desde Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, como el "hermano mayor" de todas las organizaciones terroristas de la región. Esta organización abastece de armas de los terroristas islámicos de las Molucas. El objetivo último de la Yemaah es la creación de un gran estado rigurosamente islámico cuyo modelo sería el de los talibanes de Afganistán, pero cuya importancia sería mucho mayor, ya que abarcaría Indonesia, Malasia, Singapur y buena parte de las Islas Filipinas.
Arabia Saudí financia el terrorismo palestino
Detrás de estos grupos está el Gobierno de Arabia Saudí, la monarquía wahhabíe presionada por la radical sociedad islámica saudí. Este país ha entregado más de 140 millones de dólares entre las organizaciones terroristas palestinas Hamas y la Yihad Islámica desde el comienzo de la segunda Intifada, según publicó en 2002 el periódico alemán Die Welt. La financiación se realizó a través de una comisión dirigida por el ministro del Interior, Nayez Ben Abdel Aziz.
El rotativo explicaba que los canales para la distribución del dinero se realizó a través de la llamada “Comisión Saudí para la Intifada”, grupo dirigido por el ministro de Interior Nayez Ben Abdel Aziz. Los documentos probatorios, explicó Die Welt, fueron incautados en Tulkarem, el veinte de noviembre de 2002, durante un registro a varias oficinas de trece organizaciones y fundaciones supuestamente caritativas, siete de las cuales están controladas por el grupo terrorista Hamas. En los documentos, que se encuentran en poder del Ejército israelí, figuran un listado con los nombres de 102 terroristas que gozan de ayuda financiera por parte del Gobierno de Arabia Saudí. De acuerdo con versiones de Tel-Aviv, cada familia de un terrorista suicida palestino, recibe hasta 5.000 dólares en “compensación”.
El dinero de la princesa Haifa Al Faisal, para el 11 -S
El FBI investigó si el Gobierno de Riad utilizó la cuenta bancaria de la esposa de su embajador en Washington, la princesa Haifa Al Faisal, para enviar decenas de miles de dólares a dos estudiantes saudíes, amigos de Khalid al-Midhar y Nawaf al-Hazmi, dos de los autores de los atentados.
Los estudiantes Omar al Bayoumi y su socio, Osama Basnan, residentes en San Diego habrían ayudado financieramente a Khalid al Mihdar y Nawaf al Hazmi, dos de las 19 personas involucradas en los atentados del 11-S. Una comisión dirigida por Henry Kissinger se encargó de investigar estos sucesos, que Arabia Saudí, evidentemente, niega.
Supuestas organizaciones caritativas wahhabíes
Siempre aparece Arabia Saudí cuando se investigan las conexiones financieras del terrorismo palestino y de Al-Qaeda. En el mes de septiembre de 2002, Jean-Charles Brisard, abogado de los familiares de las víctimas del 11-S, afirmó que hay pruebas para demostrar que los atentados se financiaron gracias a una operación de lavado de dinero a través de una red de empresas ficticias entre Arabia Saudí y España, controladas por un ex contable de la Familia Real saudí.
Aunque su Gobierno simpre tiende a negarlo, un alto funcionario del Gobierno de Arabia Saudí amparado en el anonimato afirmó en 2002 en la revista estadounidense Newsweek que Riad anunciaría nuevas y estrictas medidas de control y auditoría para frenar la canalización de dinero desde organizaciones caritativas islámicas a organizaciones terroristas, entre ellas Al-Qaeda. Esta fuente indicó que su Gobierno se aprestaría a aceptar que tiene problemas para controlar la canalización de recursos económicos a organizaciones caritativas islámicas. Desde el anonimato, el funcionario dijo que “hay un fraude masivo en nombre de la religión”.