L D (EFE) Las víctimas mortales en el ataque de Shfaram, una de las ciudades árabes de Israel, son Michel Bahaous, de 56 años; conductor del autobús; los hermanos Hazar y Dina Turki, de 23 y 21 años, respectivamente, y Nader Hayak, de 55.
Fuentes policiales informaron de más de veinte heridos, entre estos cinco de sus agentes, la gran mayoría de ellos por contusiones durante los forcejeos dentro del autobús de línea, en el cual una multitud linchó al autor del atentado, Eden Natan-Zada, de 19 años, desertor del Ejército y quien también resultó muerto. Todos los sectores del país, desde el Gobierno central y la clase política y los medios religiosos, así como los dirigentes árabes, llamaban a apaciguar los ánimos pero se teme que se produzcan desórdenes después de los rezos.
El terrorista judío, Eden Natan-Zada, militante del movimiento de los "anaranjados", se oponía a la evacuación israelí, prevista para el próximo día 15, del territorio palestino ocupado de Gaza. Los líderes de los asentamientos judíos, dirigentes de los "anaranjados", que suelen acusar al Gobierno de Ariel Sharon de "criminal" debido a ese plan para desalojar 21 asentamientos judíos, también repudiaron el ataque de Zada, con el argumento de que "no pertenece a nuestro campamento".
La vigilancia fue reforzada también este viernes en torno de la ciudad antigua de Jerusalén y particularmente junto a las mezquitas sagradas de Al Aksa y de Omar, y en los establecimientos penitenciarios donde conviven presos árabes y judíos. La radio pública informó de que Zada, quiso entregarse hace dos semanas, después de participar en una concentración de militantes de la derecha, "los anaranjados", en la cooperativa agraria de Kfar Maimón pero que las autoridades le aconsejaron que volviera a las filas del Ejército. La madre del atacante, preocupada por el extremismo de su hijo, y las consecuencias que ello podría acarrearle pues iba armado, pidió hace dos meses su arresto.
El Ejército también elevó el grado de alerta en Cisjordania por temor a que también puedan producirse desórdenes y manifestaciones de protesta por las víctimas árabes en el ataque, que el primer ministro israelí calificó de "acto terrorista de un asesino sediento de sangre".