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(28-06-02) El G-8 financiará la destrucción de misiles rusos con 20.000 millones de dólares

Los dirigentes del G-8 financiarán el reciclaje de miles de cabezas nucleares de la URSS. El uranio será reconvertido en combustible para centrales nucleares, evitando que los excedentes caigan en manos de grupos terroristas o países "enemigos".

L D (Agencias) A la espera de algunos detalles, el plan de desarme pretende reducir el número de armas nucleares estratégicas en dos tercios hasta situarlo entre 1.700 y 2.200 ojivas nucleares para el 31 de diciembre de 2012. El convenio trata de garantizar la no proliferación de armas de destrucción masiva y sigue las líneas básicas expuestas por el plan estadounidense conocido como "diez más diez por diez".

Según este proyecto, EEUU destinará en la próxima década 10.000 millones de dólares (unos 10.534 millones de euros) para eliminar armas de destrucción masiva de la antigua Unión Soviética y pedirá otros 10.000 millones de dólares a los restantes países del Grupo de los Siete para el mismo fin. El material radiactivo de las armas desmanteladas se trasladará a Norteamérica para su uso como combustible en centrales nucleares y para evitar que pueda caer en manos de grupos terroristas o de los países que Bush ha incluido en el denominado "eje del mal": Irán, Irak y Corea del Norte.

El pasado 21 de junio, Moscú anunció que Rusia y EEUU habían aprobado un contrato llamado "Megatones en megavatios" por el que Rusia reciclará el uranio de sus bombas como combustible. El uranio altamente enriquecido (UAE) de las bombas tiene que transformarse en uranio levemente enriquecido (ULE) que sirve de combustible para las centrales nucleares. El convenio supone el reciclaje de 6.000 ojivas nucleares, lo que representa casi 500 toneladas de UAE en los próximos 12 años. Rusia obtendrá 5.000 millones de dólares (unos 5.267 millones de euros) por la venta de este combustible, dinero que se destinará a limpiar zonas contaminadas por la radiación y a proyectos de reconversión de la industria militar rusa.

Además, la cumbre ha tomado una decisión calificada de histórica: conceder la presidencia del grupo a Rusia en el año 2006, lo que supone el final del largo proceso de incorporación de ese país como miembro de pleno derecho de club internacional más selecto. La decisión es también un triunfo político para Putin, quien sigue cosechando los frutos de su política de claro alineamiento con Occidente tras el 11-S.

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