(26-04-04) Ascienden a 176 las víctimas mortales del accidente de tren en Corea del Norte

Bourke destacó que no hubo problemas para que las organizaciones internacionales accedieran a los hospitales con el fin de conocer la situación de los heridos, pese al inicial secretismo del Gobierno norcoreano acerca del siniestro.

El pasado jueves, unos vagones cargados con explosivos hicieron contacto con unos cables eléctricos, lo que causó una explosión que afectó a miles de edificios de la localidad de Ryongchong. Más de 1.300 personas resultaron heridas por la explosión y unos 8.000 edificios se vieron afectados, de los que 1.200 quedaron completamente destruidos.

Entre las instalaciones afectadas se encuentra al menos una escuela, lo que explica que un elevado número de víctimas sean niños (79, según la agencia de noticias oficial china, Xinhua). Representantes del Gobierno norcoreano se volvió a reunir este lunes con organizaciones internacionales con representación en el país -Cruz Roja, organismos de las Naciones Unidas- con el fin de coordinar las tareas de atención a las víctimas y la llegada de la ayuda humanitaria.

Las autoridades norcoreanas han rechazado que la ayuda humanitaria prometida por Corea del Sur se haga por tierra, informó el Gobierno surcoreano. Por medio de contactos bilaterales en la zona desmilitarizada de Pamunjon, el régimen norcoreano pidió que la ayuda sea enviada por vía marítima y propuso para este martes una reunión entre los dos países para ultimar la negociación.

Corea del Sur había propuesto transportar la ayuda humanitaria por carretera a través de la frontera divisoria al considerarlo el medio más rápido y eficaz para hacer llegar cuanto antes las necesidades a las víctimas de la explosión, en la que al menos 154 personas murieron y otras 1.300 resultaron heridas, de las que unas 300 se encuentran en estado grave. Pyongyang no dio razón alguna para justificar su rechazo, aunque fuentes no oficiales del sur recordaron el orgullo norteño y los recelos del hermético Gobierno comunista para evitar que su población sepa que recibe ayuda humanitaria del país vecino.