El caso de Rimsha Masih, la cristiana de 11 años con Síndrome de Down acusada de blasfemia en Pakistán, ha tomado una dimensión internacional gracias a lo cual está aumentando la presión contra los islamistas que pretenden condenar a la niña con incluso la muerte.
Países como Estados Unidos o Francia han realizado declaraciones oficiales contra esta detención y del mismo modo el Vaticano ha exigido la puesta en libertad de una pequeña que no sabe siquiera leer. Incluso en Pakistán varias voces del mundo musulmán también han pedido la excarcelación de Rimsha.
Sin embargo, la presión de la comunidad internacional no ha sido suficiente para aplacar la ira de los islamistas, que no han cejado en su empeño de verla condenada. El informe médico pedido por un tribunal de Islamabad es tajante: la chica es menor de edad y discapacitada mental. A tenor de estos datos, no podría ser juzgada ni debería estar en una cárcel común sino en un centro especial.
Los islamistas niegan el informe médico
Según ha relatado un abogado católico paquistaní a la agencia Fides, "de acuerdo a las referencias de la ley, la policía ha violado el procedimiento y los tribunales han mantenido a la niña detenida ilegalmente". Y es que la niña de 12 años fue detenida el pasado 16 de agosto ante la presión de cientos de islamistas que además provocaron la huida de cientos de familias cristianas que temían la represión de éstos.
Pero cuando todo eran noticias favorables de nuevo el caso se ha vuelto a complicar recordando a las trabas que ya ha sufrido Asia Bibi, otra cristiana acusada de blasfemia.
Este jueves se ha producido la audiencia que debía tratar el caso pero la acusación ha conseguido frenar aún más el proceso y no ha reconocido el informe médico que concluye que Rimsha es discapacitada. Por ello, la vista ha debido ser aplazada hasta que el informe sea evaluado de nuevo.
Distintas fuentes han asegurado a Fides que la acusación está siendo probablemente financiada por grupos islamistas que se oponen a la liberación de la niña, algunos de los cuales se encontraban presentes en la sala del tribunal.
Temor por su seguridad
Del mismo modo, Asia News informa que mientras se va alargando el proceso se teme por la seguridad de la niña y porque pueda ser ajusticiada de manera extrajudicial. De hecho, las próximas vistas serán reforzadas con mayor seguridad ante posibles ataques e los fanáticos islamistas.
Mientras tanto, Peter Jacob, secretario Ejecutivo de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal afirmaba hoy que "es triste que, como en el caso de Rimsha, las falsas acusaciones de blasfemia sigan ocurriendo: se trata de una tendencia reconocida en Pakistán y que debería ser detenida".
La situación de Pakistán
Pakistán es un país que aunque oficialmente es laico es de los estados que más vulnera la libertad religiosa. Aparece en el décimo puesto de la clasficicación elaborada por la organización Open Doors y además el acoso contra los cristianos ha provocado escándalos que han saltado a la escena internacional, como el mencionado de Asia Bibi.
Los musulmanes representan al 96,2 por ciento de la población, lo que contrasta con una minoría cristiana que representa sólo al 2,2 por ciento de los paquistaníes. A pesar de ello, y de la multitud de ejemplos que demuestran lo contrario, la República Islámica de Pakistán presume de ser un país oficialmente laico. Su Constitución aprobada tras su separación de la India y algunas leyes nacionales más recientes reiteran la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley "sin distinción de raza o credo".
Sin embargo, la realidad siempre supera a la ficción y la ley de blasfemia y la ordenanza hudud demuestran lo contrario. El informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2010 de Ayuda a la Iglesia Necesitada afirma que estos dos terribles instrumentos judiciales que funcionan en el país desde hace décadas socavan la libertad de culto en el país.
Esta ley la introdujo en 1986 para "defender el islam y su profeta Mahoma de las ofensas y los insultos". Pero esta normativa ya de por sí polémica se ha convertido en un elemento de venganza donde abundan las denuncias falsas con intereses ocultos de venganzas y que provocan la ira de musulmanes radicales que se toman la venganza por su cuenta.
La norma, establecida en la sección 295, párrafos B y C, del Código Penal de Pakistán castiga con la cadena perpetua a todo el que ofenda al Corán y la pena capital a quien insulte a Mahoma. A la arbitraria Ley Antiblasfemia se suma también la ordenanza hudud. Éstas son normas estrictas del Derecho Penal que están basadas en el Corán y que prevén incluso la lapidación y flagelación para los comportamientos que se consideran incompatibles con la ley islámica, como los juegos de azar o el consumo de alcohol.