Nada más saberse que Gran Bretaña se niega a facilitar a Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, el salvoconducto que le permitiría salir de la embajada sin ser detenido y huir de Gran Bretaña, Baltasar Garzón, uno de los letrados que defiende al hacker australiano, manifestó que es "ineludible" para Reino Unido otorgar ese salvoconducto.
Sin embargo, fuentes jurídicas consultadas por este periódico entienden que Garzón se equivoca. Existe en efecto la Convención de Caracas sobre asilo diplomático de 1954 que, sin embargo, Reino Unido no ha firmado. Podría no obstante Ecuador alegar que la costumbre internacional obliga a Reino Unido a pesar de no haber suscrito el tratado.
Pero, incluso el artículo 3 de la citada Convención excluye la posibilidad del asilo diplomático cuando los delitos perseguidos son comunes. Si de tal exclusión se benefician los países suscriptores del tratado, mucho más lo harán los que supuestamente sólo están obligados por la costumbre.
Este es precisamente el caso de Assange, a quien dos mujeres acusan en Suecia de sendos delitos sexuales que nada tienen que ver con la política. Por lo tanto, puede concluirse que el salvoconducto que el afamado jurista español considera ineludible sea finalmente eludido sin problemas por el Reino Unido.