Los hechos ocurrieron durante la parada que el presidente ruso realizó en el Monasterio de la Transfiguración de Valaam, en la isla rusa de Valaam, al norte del país. En el saludo protocolario a los allí presentes, uno de los monjes ortodoxos se inclinó para besar la mano de Putin. El presidente ruso se mostró muy sorprendido y molesto y terminó por retirar la mano.
El desafortunado saludo fue un hecho aislado que no tuvo mayores consecuencias en el itinerario de la visita oficial, que continuó sin problemas. Se trataba de uno de los primeros actos de Putin tras su viaje a Reino Unido, donde se reunió con el primer ministro británico, David Cameron.
El Monasterio de Valaam, pilar de la religión ortodoxa y de la espiritualidad en el noroeste del país, tiene el estatus de Patrimonio de los pueblos de Rusia.