Terroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se han visto obligados a huir de la zona del municipio de Toribío, en el departamento del Cauca (suroeste de Colombia), tras ser expulsados por la denominada Guardia Indígena, un grupo de pobladores creado en esa región en la década de los 70.
Estos indígenas han obligado a algunos terroristas a abandonar su territorio y han llegado incluso a destruir controles de la Policía, tras días de combates que dejaron varios heridos y unos 600 desplazados. James Yatacué, consejero mayor indígena, confirmó al diario El Colombiano que "unos 300 miembros de la Guardia Indígena se internaron desde el lunes en las montañas y se encontraron a su paso campamentos improvisados que destruyeron con sus propias manos". Además, apuntó que increparon a los terroristas por su violencia: "Hasta cuándo van a matar nuestros jóvenes, hasta cuándo van a invadir nuestro territorio... fuera, fuera".
Esta situación ha generado el inmediato interés de Juan Manuel Santos. Por esa razón, el presidente decidió celebrar este miércoles su Consejo de Ministros en Toribío –lugar donde fue abucheado a su llegada–, para adoptar medidas ante la situación. Los indígenas le entregaron un pliego de demandas, que incluye la retirada del Ejército y la atención a los daños ocasionados por la guerra. Feliciano Valencia, portavoz de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, dijo que la aspiración es "desmilitarizar el territorio por la vía de hecho porque ni la Policía ni las FARC son capaces de garantizar la paz". Agregó que "si no salen de aquí les sacamos nosotros".
Según El Colombiano, el Cauca es el departamento más afectado por una oleada de ataques contra los cuerpos de seguridad, que han incluido también las zonas de Antioquia, Casanare, Putumayo, Arauca y Norte de Santander. El secretario de Gobierno de Toribío, Miller Correa, apuntó que durante más de 20 años en la zona se produjeron 14 tomas terroristas, cinco destrucciones totales y 610 hostigamientos.