Impulsado por unas primarias en las que participaron más de tres millones de personas, muchas más de lo esperado, Henrique Capriles Radonski demostró por primera vez su poder de convocatoria en la calle.
La marcha, que abarcó buena parte de la ciudad con seguidores que bailaban y ondeaban banderas de partidos del candidato, es una de las manifestaciones más grandes que ha logrado la oposición en la última década, después de años de convocatorias exiguas. Vestido con una camiseta del equipo de fútbol de Venezuela, la Vinotinto, Capriles hizo el recorrido caminando y trotando a ratos.
Al llegar a su destino, Capriles subió a una gran tarima en la que desde temprano se estaban presentando grupos musicales e intervenían personajes del mundo artístico nacional incluyendo a su exnovia, la presentadora Erika de la Vega, quien le dio la bienvenida al candidato como "el próximo presidente de Venezuela". En sus primeras palabras, Capriles dijo que "hoy salieron como un millón de personas, más de un millón de personas" y agregó que "el 7 de octubre vamos a decidir no entre dos hombres, sino entre dos opciones de vida (...) Hoy doy un paso más para la victoria".
El candidato se comprometió durante su discurso a unir a los venezolanos, divididos por diferencias políticas, y aseguró que sería, incluso, "el presidente de los rojos", en alusión a los seguidores del presidente, Hugo Chávez. Indicó que en su proyecto "no hay espacio para el odio", "la venganza", ni las "listas" de seguidores o detractores, y sí lo habrá para "el amor", "el encuentro" y el "diálogo". "Con Capriles se va a acabar la división entre chavistas y escuálidos (como llama el oficialismo a la oposición). No hay dos Venezuelas, amigos, hay una sola Venezuela", dijo. Además apuntó que "solo no puede Capriles. Capriles necesita a los 28 millones de venezolanos (...) Voy a ser el presidente de los rojos (partidarios de Chávez) también".
Los seguidores llenaron las calles del centro de Caracas e incluso muchos quedaron sin poder acceder a una zona reservada por años a los partidarios de Chávez. Fuegos artificiales, artistas y música en vivo sirvieron de telón de fondo al recorrido, que transcurrió sin contratiempos bajo el lema "hay un camino".